Aquí os dejo el capítulo 2 ;) No tengo nada que deciros, simplemente que he actualizado la radio y he creado dos páginas en el blog: Curiosidades THG e Historias cortas de Oscuros. Deciros que ahora mismo no puedo, pero que mañana mismo tenéis la resolución a la encuesta que ya está cerrada. Bye! Espero que os guste el capítulo ;)
Capítulo 2: Desconocidos
-¡Noa! ¡Noa!
Me siento en la cama
rápidamente. Me llevo una mano a la cabeza, tengo un dolor muy fuerte. Miro a
mí alrededor, todo está oscuro. ¿Es mi madre la que me llama o mi padre? La voz
la tiene muy rara, como un adolescente. Me pongo de pie y me tropiezo con
varias cosas, hasta que doy un traspié y caigo. Mi habitación está rara, yo
siempre que ando en ella a oscuras nunca me tropiezo. A parte es que está
oscuro, no hay ningún rayo de luz que entre. La puerta se abre... ¿hacia el
lado? La puerta de mi habitación se abre hacia dentro.
-¿Noa?
Es la tercera vez que
escucho mi nombre. Una silueta negra está en la puerta y extiende su brazo para
encender la luz. Cierro los ojos y agacho la cabeza y la meto entre las
rodillas. Que luz más fuerte. Oigo que la persona se pasea por al lado mía y
empieza a abrir las ventanas mientras dice:
-Por Dios, Noa, ¿qué
demonios haces en el suelo? Venga, la gente nos espera.
-¿Dónde estoy?-pregunto
con voz ronca.
-Ja, ja, ja, ja... Espera,
¿en serio? Estás en el edificio de los 4H. Venga, espabila que tenemos que
llevar a algo a su sitio.
-¿Cómo?
-Venga, de pie y
espabila-dice y la persona me pone de pie y yo aún con los ojos cerrados.-Hoy
estás muy tonta, ¿eh? Ya te espabilarás. Vístete, los demás te están esperando
abajo.
Abro poco a poco los ojos
y la persona se va por la puerta.
-Espera-digo y veo la
persona: un adolescente que mide más o menos lo mismo que yo, de pelo corto
oscuro y ojos algo claros y a la vez oscuros... se gira hacia mí.-¿Quién eres?
El chico abre de par en
par los ojos, como si la pregunta le extrañase.
-¿Te pasa algo hoy, Noa?
¿Podrías vestirte ya? Lo que sea que esté ahí afuera, está destruyendo media
ciudad y debemos actuar ya-exclama y acto seguido, se marcha.
Me siento en la cama. ¿Qué
ocurre aquí? ¿Dónde estoy? Este ya no es mi cuarto de antes. Me levanto y miro
por la ventana: una ciudad de edificios altos y calles vacías, llegan ante mis ojos. ¿Qué quiere que haga?
¿A dónde me lleva? Un remolino de preguntas sin responder se me mete en la
cabeza y no lo logro sacar. Muy bien, si quiere que me vista, me tendrá
vestida. Me giro y veo un espejo un poco más alto que yo. De repente, mi pelo se ha
vuelto blanco y liso, en vez de moreno, y los ojos los tengo muy claros, en vez
de ese azul intenso que tenía.
-¡¿Qué ocurre
aquí?!-grito.
Venga, me tranquilizo. Me
voy hacia el armario y cojo la única ropa que tengo: un uniforme de cuerpo
entero de color azul oscuro con rayas moradas finas en los hombros. Me quito la
ropa y la dejo en la cama, que está sin hacer y se va a quedar así. Me pongo el
uniforme y unas botas negras que me llegan un poco más bajo de la rodilla, es
el único calzado que he encontrado. Salgo hacia afuera y me veo con un largo
pasillo de pared naranja y moqueta rojo oscuro. Hay varias puertas negras, como
la de mi “nuevo” cuarto, pero ninguna se abre cuando paso cerca. ¿Dónde quería
que fuese? ¿Abajo? En fin, se supone que estoy en la planta de arriba. Tengo
que buscar un ascensor o unas escaleras. Ando todo el pasillo, y para mi
sorpresa, hay algunos más. Oigo unas pisadas que se acercan a mí y me quedo
quieta, quizás sea ese chico de antes que viene a buscarme y a explicarme lo
que ocurre.
-¡Estás ahí!-dice el chico
y lo veo y ahora que me fijo, lleva un uniforme parecido al mío, lo que cambia
son los colores, que es rojo y de rayas amarillas, casi naranjas.
-¿Quién eres y dónde
estoy?
-¿Aún no? Anda, vente
conmigo.
-Me dirigía hacia abajo...
-Sí, ya. Al menos te has
vestido como te pedí-dice y se acerca a mí mientras me coge del brazo y me
lleva por los pasillos hasta llegar a un ascensor.
El chico aprieta un botón
y el ascensor se mueve con rapidez. Me quedo observando al chico, al parecer,
aún no quiere darme su nombre. Pero, ¡¿y el mío cómo lo sabe?!
-Uf...-digo y suspiro.
El chico no me echa cuenta
y salimos del ascensor y lo sigo.
Pasamos del edificio a la
calle, que sigue vacía. Dos personas están en la acerca hablando. Una de ellas
es una chica, de pelo pelirrojo y rizado y lleva el uniforme de color blanco y
lo que me asombra ver, son unas alas de color celeste clarísimo, casi blanco,
de estilo pájaro que salen de su espalda y son bastantes grandes. La otra
persona, es un chico rubio y con el uniforme verde claro. Al oír nuestros
pasos, giran sus cabezas hacia nosotros y la chica suspira mientras que el
chico pone los ojos en blanco.
-¡Por fin!-dice la chica
de tono dulce, pero tiene una mirada peligrosa.
-Noa lleva hoy un día...
“loco”, por así llamarlo-comenta el chico que he estado viendo hasta ahora.
-¡¿Pero quiénes
sois?!-grito alterada.
-¿Veis?-dice el mismo chico y niega con la cabeza.-Da igual. ¿Dónde
se encuentra?
-Avenida Stanilaus-dice la
chica.-Echaré un vistazo por aire. Me puedo llevar a alguien-comenta.
-Voy yo. Encárgate de
Noa-dice el chico moreno al rubio.-Id por tierra y poner a salvo a cualquier
persona.
El chico rubio asiente con
la cabeza y la chica empieza a batir sus alas y cuando coge un poco de altura,
agarra por los brazos al chico moreno y se lo lleva volando. Cuando me doy
cuenta, el chico rubio ha salido corriendo y me ha dejado sola. Salgo corriendo
tras él y lo alcanzo. Me pide que preste atención a las calles, pues a la gente
que haya en ellas hay que mandarlas a un lugar seguro.
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