Aquí os dejo el capítulo 35 y mañana Marvin seguramente subirá algo del cine, según me ha dicho él x]
Espero que os guste! No olvidéis comentar, please!
Capítulo 35: Pequeñas
ayudas
Me siento sobre una roca grande
llena de musgo. Éste hace que sea cómoda y esté algo blanda. Cojo de la mochila
solamente el sándwich y lo desenvuelvo un poco. Justo cuando le voy a dar el
primer bocado al sándwich con un filete dentro (mi favorito, Niall ha dado en
el clavo) veo de refilón algo moverse en el suelo. Y entonces, lo veo. Al
principio no caía que es, pero luego sí. La cojo con cuidado. Es una serpiente
bastante larga y su piel por debajo es como una hoja larga, mientras que la
parte de arriba es de musgo y no de escamas, excepto la cabeza todo lo demás es
musgo. No me hace nada, le acaricio la cabeza que es igual que la parte de
abajo del cuerpo y con su pequeña lengua me hace cosquillas en los dedos.
-Increíble-musito y la
dejo en el suelo y la sigo con la vista mientras se aleja. Empiezo a devorar mi
cuadrado sándwich que está bastante rico mientras miro lo que me rodea. A parte
de todos los animales que he visto antes de aspecto raro, también los hay
normales: una comadreja, algún que otro papagayo blanco, algunos erizos e
incluso una pequeña familia de perdices, con la madre en cabeza y sus crías
detrás. Este lugar es maravilloso, un pequeño paraíso donde animales y otros...
seres, viven felices. Mientras me como la mitad del aperitivo (la otra mitad la
dejo para más tarde), veo algo moverse entre la corta hierba del suelo. Dejo de
masticar y me trago el trozo directamente.
Entrecierro los ojos y
miro el lugar en el que se ha movido la hierba. Una cara asustada aparece por
detrás de un poco de hierba. Después otra y luego otra. Son tres y se acercan a
mí primero andando y luego volando un poco. Son hadas. Todas tienen la piel muy
pálida, orejas puntiagudas, son muy delgadas y van casi desnudas y tienen grandes ojos. Van vestidas con una pequeña falda y una pequeña camiseta que
deja al descubierto su delgada barriga, además, de sus espaldas, tienen unas
pequeñas alas transparentes y parecen ser muy finas y no pesar nada. Cada una
de ellas debe de medir más o menos el pulgar de la mano.
Una de ellas va vestida de
azul del mar (tanto ojos, ropa y sus alas tiene un tono parecido), otra va de
color morado, pero sus alas son de un amarillo fuerte y la tercera, va vestida
de verde oscuro y sus alas tiene un tono marrón. Se acercan a mí, nerviosas y
con caras de asustadas y se miran entre ellas sin tener quietos los brazos. La
de tono marrón mira a la azul y luego, ésta última me mira y sonríe enseñando
sus diminutos dientes. Llegan a mí y se apoyan en mi rodilla y un poco felices
y relajadas y yo guardo tranquilamente y con movimientos lentos mi bocadillo en
la mochila, para no asustarlas.
Pienso un instante: ellas
deben de vivir aquí posiblemente, años. ¿Habrán visto la nave o algo “raro”? No
deben de hablar, y si lo hacen, no conocerán mi idioma. No pierdo nada por
probar hablar con ellas.
-Me llamo Noa-digo
despacio.
Las tres se miran de nuevo
con cara asustadas, pero no tanto como antes. Las tres pequeñas hadas, empiezan
a hablar con una voz cantarina, pero no en mi idioma. Mezclan sonidos, letras y
toda clase de manera de hablar. La de color azul tiene una voz que me recuerda
al oleaje del mar; la de verde a las hojas de un bosque en movimiento y la de
morado suena como relámpagos. Quizás sus pequeñas voces y apariencias tengan
que ver con sus poderes, si es que tienen. Las tres terminan de hablar y me
miran sonriente. Quieren hablar conmigo, pero no sé qué decirles. La de morado
entristece un poco, pero en seguida se alegra y me habla en su idioma. Dice
algo y después contesta la de verde y luego la de azul. Se presentan.
-Lo siento. No hablo
vuestro idioma-digo un poco más rápida que antes y las tres entristecen. Quizás
me hayan entendido.
Tengo una idea. Quizás con
un dibujo en la tierra me entiendan mejor. Me cuelgo la mochila y cojo a las
tres hadas que se dejan llevar entre mis manos y me acerco al lago, donde la
orilla es tierra húmeda pero dura y se puede dibujar bien. Pongo a las tres
hadas en el suelo y busco un palo fino y me arrodillo junto a ellas. No soy
Picasso ni Murillo, pero al menos, supongo que mis dibujos se entienden.
Empiezo poniendo Noa en la tierra y dibujo una flecha señalándome. Ellas
lo pillan y dibujan sus nombres. No entiendo su letra porque son símbolos
rarísimos. Ladeo la boca y niego levemente la cabeza en señal de que no las he
entendido. Pinto una cara callada (la mía) y tres hablando (ellas). Sobre esas
tres cabezas, dibujo un bocadillo que salen en un cómic y dibujo algún símbolo
que ellas dibujaron antes al escribir sus nombres. Directamente, tacho ese
bocadillo y dibujo sobre mi cabeza un signo de interrogación en muestra de que
no entiendo su idioma.
Las hadas hablan entre
ellas y luego se entristecen y la de verde asiente con la cabeza. Lo han
entendido, así que les sonrío. Borro con el puño todo el dibujo y ahora lo que
represento en dibujo es el Bosque del Eucalipto, dibujando tres árboles así un
poco churros. Un poco hacia un lado, dibujo una especie de ovni y lo rodeo con
un círculo y señalo con una flecha hacia el bosque y encima del ovni, un signo
de interrogación, en pregunta de que si han visto un ovni (refiriéndome a la
nave) dirigiéndose hacia aquí.
Las tres hadas se miran
entre ellas, sonríen y comentan algo. Luego se elevan un poco y me pongo en
pie, sacudiéndome la tierra de las rodillas y de las manos. La hada de color
azul me hace un movimiento de brazo para que las siga y directamente, asiento
con la cabeza. Sus alas se mueven rápidamente y dejan tras de sí un pequeño
brillo dependiendo del color de cada una. Llegamos en pocos minutos a un
pequeño claro y éstas se paran sobre una roca pequeña. Frunzo el ceño y una de
ellas niega con la cabeza. No es aquí. La de color morado silva bastante fuerte
y en pocos segundos, aparece un pequeño zorro (una cría) y las tres hadas se
montan sobre él. Empezamos a andar. Las tres pequeñas hablan entre ellas
alegremente, han cogido mucha confianza en mí y ya que saben que no las
entiendo, aprovechan y hablan entre ellas. Pero me preocupa que me hayan
entendido mal o que en verdad, sean malas y no buenas (que es lo que aparentan,
que son buenas) y me vayan a meter en algún lugar malo o me vayan a hacer algo.
Aunque esto último sea casi imposible, ya que soy muchísimo mayor que ellas y
puedo dañarlas con cualquier cosa que les haga, sin tener que usar mis poderes
de congelación.
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