Os lo debía. Esta entrada la programé el viernes para que se publicase hoy ^^ Cuando me refiero a que os lo debía, me refiero respecto al capítulo 38, que era cortito. ¡Este es már largo! ;) Espero que os guste. Por cierto, la foto que viene después (no el gif) es del monstruo que aparece en este capítulo. No es idéntico al que me imaginaba, pero es para que os hagáis una idea ;)
Capítulo
39: Serpiente a la plancha
Miramos de nuevo el mapa y vemos que la playa queda a
unas cuántas manzanas de aquí andando. Miro al cielo, que está cogiendo tonos
morados.
-Pronto va a anochecer-comento.
-Será mejor que comamos algo y nos pongamos en marcha.
Nos metemos como podemos entre la multitud en un
restaurante de comida rápida. Se nos acaba el dinero al pedir la comida, todo
lo que teníamos lo hemos gastado. Jerome y yo salimos del restaurante que está
petado de gente y tenemos que tirar de los brazos de Nina porque dos hombres
bastante rellenitos la están aplastando y no puede salir. Nos comemos los
bocadillos con forma de cuadrado en un santiamén y nos ponemos de nuevo en
marcha. Hacemos el camino a pie, ya que no nos queda dinero para pagar el
transporte. Pero después... ¿cómo llegaremos a la ciudad donde está el Olimpo?
Bueno, eso ahora no es muy importante.
Hace algo de frío, y yo voy en manga corta aún con el uniforme del campamento. Tengo unas ganas de que acabe esto de una vez por todas, ducharme, comer en condiciones y meterme en la cama a dormir. Me duele todo el cuerpo y tengo algo de sueño. Cuando nos quedan tres manzanas por recorrer, ya son casi las tres de la noche y Nina cae al suelo rendida.
-¡No puedo más!
-Venga, Nina, yo estoy más reventado que tu y no he
dormido en el autobús.
-¡Pero es que no puedo!-dice y cierra los ojos.
-Nina... Venga ya, un poco más-le animo.
Ella abre los ojos, y con una risa tonta dice:
-Llevadme...
Jerome me pasa la mochila y la monta sobre su espalda.
-¿Puedes?-pregunto.
-Claro, no pesa nada.
Echamos a andar con Nina dormida sobre la espalda de
Jerome. La verdad es que me da envidia, me gustaría dormir un poco...
Recorremos las últimas manzanas y llegamos a la playa al cabo de una hora y
media, más o menos.
Está desierta, sin nadie en la arena. El oleaje de las
olas me provoca el doble de sueño, pero me espabilo cuando una ráfaga de aire
frío levanta arena y se me mete en los ojos. Despertamos a Nina y parece que su tiempo de sueño la ha llenado de energía. Eso, o que estar cerca de algo que puede controlar le ayuda a estar fuerte.
-Muy bien. ¿Cómo demonios vamos a encontrar el
tridente?-pregunta Jerome.
-Fácil. Lo siento... lo siento cercano a mí-dice
Nina.-Está por allí.
Señala un punto a lo lejos y echamos a andar hacia
allí. Por el camino, Nina juega con sus truquitos y hace que el agua nos
salpique, pero por no decirle que pare, no le echo cuenta e intento esquivar el
agua. Por fin llegamos a donde Nina decía y sobre la arena mojada, está
dibujada una flecha que señala el agua.
-Aquí.
Nina se quita los zapatos y se mete en el agua. No
replico ante su acción y admito que haga eso, si quiere ir a buscar el
tridente, que lo haga ella. Controla el agua y sabe donde está. Jerome está
mirando hacia un punto fijo, pero no sé cuál y yo clavo la vista en Nina, por
si ocurre algo raro.
-¡Ten cuidado!-le grita Jerome a Nina y ésta se mete
bajo agua.
No ocurre nada y busco con la mirada a Nina dentro del
agua, pero con la oscuridad no se ve nada. Miro el océano y me parece ver...
No, imposible, pero ya he visto tantas cosas que ni me asombro por algo que
acabo de ver. Una especie de una parte del cuerpo de una serpiente sale del
agua. Recuerdo el sueño... yo ahora le estaría dando la alerta a Jerome y a mí
misma. Cierro los ojos. Es un sueño. Los abro y miro al agua de nuevo. Ahora acabo de ver el cuerpo
final de la serpiente, que desaparece enseguida. Nina sale del agua tiritando
con el tridente en la mano. Me acerco a ella junto a Jerome y un terremoto nos
deja caer al suelo, igual que en mi sueño.
Al levantarnos, le intento calentar como puedo a Nina,
a base de abrazos y algo de temperatura caliente con los rayos, descargándolo
sobre la arena. De nuevo, un terremoto nos tambalea y salimos corriendo de la orilla.
Clavamos la vista en la orilla y de ella aparece una enorme y larga serpiente,
con cuatro patas (dos delanteras y dos traseras) y una cresta que tiene desde
la cabeza a la cola. Tiene colores en tonos azules y al vernos, saca su larga
lengua y nos pega una lengüetada a los tres y nos deja caer al suelo. Mete de
nuevo la lengua en su boca y me acerco a gatas al tridente: se lo intenta
llevar. La serpiente marina me pega de nuevo una lengüetada y me deja el brazo
rojo y también, se lleva el tridente, que se lo enrolla en la lengua, pero ésta
la deja fuera. La serpiente marina se mete en el agua y me pongo de pie, llena
de rabia. Tengo un escozor en el brazo y estoy cansada, ahora lo único que
quiero es terminar este asunto e irme al Olimpo. Persigo a la serpiente y se
mete en el agua.
-¡Annie, vuelve!-me gritan los dos, pero sigo corriendo
y me meto en el agua aguantando la respiración.
Uno toda la electricidad que tengo en el cuerpo y salgo
hacia fuera para coger más aire. Me doy cuenta de que la serpiente está cerca
mía, así que nado hacia ella y me agarro a su cola y con la energía que he
podido conseguir, la electrocuto.
Sé que no servirá, es más grande que un humano o
animal, así que seguro que la necesitaré electrocutar por segunda vez. Noto que
la serpiente se mueve a velocidad tras la descarga y no sé a dónde me lleva.
Cuando noto el aire en mi cara, sé que estamos en la superficie, así que tomo
aire y abro los ojos. Uno un poco de energía eléctrica que me queda y la
descargo en el cuerpo del bicho éste.
-Hoy habrá serpiente a la plancha-digo y descargo la
energía.
La serpiente se retuerce y mueve la cola y salgo por
los aires. Caigo a la arena de la playa y me doy un golpe grave en las
costillas. Miro a la serpiente y veo que ha soltado el tridente, y por último,
veo cómo desaparece y todo vuelve a la normalidad.
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