Aquí os dejo el capítulo 17. Quería deciros que esta semana tengo ya algunos exámenes últimos del curso, y la semana que viene igual, así que no sé cómo andaré con subir capítulos :|
Sep, se me acabó el rollo con esto de 4 días libres.
Capítulo 17: Billy
Me despierto de golpe y me
siento. No hay nadie en la sala. O mejor dicho, en la casa de una sola
habitación. El lugar es de paredes cuadradas y techo curvado hacia arriba. Hay
una chimenea de ladrillos rojos encendida con una hoguera de llamas amarillas y
naranjas. Hay una mesa de madera oscura con una silla del mismo color. La
puerta es simplemente un tronco de árbol bien cortado y con una forma redonda
que tapa la única salida que hay al exterior. Una pared está llena de especias
para la comida y cacerolas y sartenes cuadradas. La cocina solo consta de una
pequeña montaña de hoguera encendida con una cacerola encima calentándose. En
una esquina hay un enorme armario de madera. Una mecedora en una esquina. Una
montaña de libros en el suelo (junto a la mecedora) y la cama en la que estoy.
Me levanto de la cama y me miro el brazo: a la camiseta le falta una manga, de
hecho, la manga donde tengo la mordedura y el arañón. La mordedura ahora no es
más que unas postillas y el arañón aún se está cerrando.
-Veo que te has
levantado-dice una voz entrando por la puerta.
Un adolescente de unos
diecisiete años, de ojos oscuros y pelo... ¿azul? Entra por la puerta con un
cuenco de madera y una cuchara en su interior. Me quedo callada sin decirle
nada.
-¿Cómo tienes las
heridas?-dice dejando el cuenco en la mesa y volviéndose hacia mí para ver la
herida.-La mordedura está muy bien, y el arañón sigue su cura. Has reaccionado
bien a los antídotos que te he dado.
-Hum. Gracias por
curarme-le digo.-¿Dónde está mi dragón?
-Está bien, fuera. Le he
curado las heridas que tenía. Su fuerza vital es muy fuerte y se ha recuperado
a una gran velocidad-dice y se sienta en la mecedora.-Noa, hace mucho que no
hablamos-dice con una sonrisa y yo frunzo el ceño.
Le tengo que comentar que
yo no soy esa Noa. Soy otra.
-Tú debes de ser Billy,
¿verdad?-Él abre muchos los ojos y luego asiente con la cabeza.-Yo no soy Noa.
Es decir, me llamo Noa y todo eso y tengo los poderes...
-Lo sé-me corta.-La otra
Noa ha desaparecido. Te vi el otro día y te noté extraña. Sé lo que ocurre.
-Imposible. No eres
normal, ¿verdad?
-Depende de como lo veas.
Frunzo el ceño y establo
conexión mental con Dragnus, que justamente mete la cabeza por la pequeña
entrada.
-No es normal-le
digo.
-Claro que no. Es un
mago.
-¡Un mago!-digo en voz
alta y me tapo corriendo la boca. Debería de haber estado callada y ahorrarme
la emoción. Miro al joven mago y veo que sonríe.-Pero, los magos...
-¿Soy demasiado joven? Lo
sé. Pero tengo hechizos y tengo doscientos setenta y cuatro años. Son pocos, ¿a
que sí?
-Pocos dice...-le digo a
Dragnus que sonríe y ladea un poco la cabeza.
-Necesitas mi ayuda.
Noa....-dice, pero se detiene.-La otra Noa vino y me entregó un paquete. No me
explicó nada, pero me dijo que si venía 'alguien especial' que se lo entregase.
Y tu creo que eres ese alguien especial-dice, hace un gesto con la mano y se
levanta.
Empieza a rebuscar entre
cajones y otros lugares y luego se acerca y me da una pequeña caja marrón cuadrada
donde se meten los zapatos.
-Me dijo que no lo
abrieras hasta en caso de emergencia o, cuando la salves-dice. Guardamos un
silencio incómodo tras que yo le diera las gracias. El silencio se rompe cuando
dice:-Si no tienes nada que hacer, te puedes ir. Ya estás curada. Ven cuando
quieras, nueva Noa.
-Pero, si ni siquiera sé
donde estamos. ¿Cómo voy a venir en caso de emergencia?
Billy me guiña un ojo y
salgo hacia afuera. Me monto sobre Dragnus y me despido de Billy.
-Gracias por la caja.
-De nada. Gracias a ti por
buscarme. Sé que venías a buscarme-dice con una sonrisa.
Dragnus despliega las
alas, ya que el lugar estaba al descubierto sin árboles y alza el vuelo
fácilmente. Me quedo detenida mirando la cubierta de la caja, que es de un
tacto áspero. Si él lo sabía todo, debe de saber que debe de contener la caja.
La curiosidad me pica, pero voy a cumplir lo que me ha dicho: si no se puede
abrir hasta que sea un caso imposible, no lo abro. Y por segundo, tampoco lo
puedo abrir hasta que no salve a la otra Noa.
-Billy no me ha ayudado
en nada-comenta enfadada.
-Eso es lo que tu
crees. Es un mago, sus palabras pueden significar muchas cosas. Lo mejor es no
perder la esperanza y seguir buscando a la otra Noa.-Me anima Dragnus.
¿Por qué sus palabras
siempre me reconfortan y me ayudan? Además de animarme, claro.
No me había dado cuenta.
Ya era la mañana del día siguiente. El cielo estaba oscuro, pero sin ninguna
nube.
-Me parece que hoy, vamos
a tener un día duro.
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