Aquí os dejo el capítulo 27 ^-^ Espero que os guste :D
Capítulo 27: Nunca es mal
momento
El viento me azota en la
cara y hace que mi pelo se hondee. Primero, abro los ojos y veo que estoy sobre
algo que vuela. Segundo, me incorporo rápidamente con un gran dolor en los
brazos y por la espalda, como quemaduras.
-Despacio-me dice una voz
detrás mía.
Me giro rápidamente y
consigo pegarme un choque de cabeza con la persona que me había hablado, y una
pequeña risa suena en mi mente. Snowfall. Daniel.
-¿Qué me ha
ocurrido?-pregunto acariciándome la frente donde me he pegado el porrazo con
Daniel.
Snowfall aterriza a las
afueras del bosque y nos paramos.
-Baja-me dice y lo hago.
Él se baja detrás mía y se coloca frente a mí. Me coge de una mano y me sube la
manga y con la otra hace igual. Unas marcas se me extienden desde las muñecas
hasta un poco más arriba de los codos, como si unas serpientes hubiesen raptado
sobre mis brazos y con sus escamas me hubiesen dejado estas marcas dolorosas y
de un color rojo de quemadura.-Son una de las fuertes heridas que dejan los
hongos de ese bosque. Hay más-le miro directamente a los ojos, apartando la
vista de los brazos.-Tu espalda también tiene esas heridas.
-¡Me quitaste la
camiseta!-le grito sonrojándome.
-¡No!-me dice.-¡Fue
Snowfall que te puso entre sus garras y te miró ella la espalda para que yo no
lo hiciese!-me explica a grito. Miro a Snowfall, que está seria, pero
asiente.-Yo no te miré la espalda, fue ella, se lo pedí yo. Además, sólo te
levantó la camiseta por detrás-me dice y se echa a reír.
-¿Qué pasa?
-Cuando te sonrojas, tu
cara se pone roja roja.
No es más que una pequeña
broma, pero me ha molestado un poco. Que yo esté súper pálida no es mi
problema. Que yo me sonroje, no es mi problema. Me intento echar sobre él para
hacerle algo, pero los brazos me pegan uno de esos quemazones y pongo una mueca
de dolor.
-Cuidado, no hagas
esfuerzos graves-me avisa.-Bueno, ¿qué hacías ahí?
-Nada que te importe-le
digo.-¿Y tú? ¿Cómo sabías que ayer fue mi cumpleaños? ¿Cómo sabías que estaba
ahí?
-Me lo dijo Snowfall, que
sin querer, practicando su poder de meterse en la mente, se metió en la tuya y
vio parte de la conversación que tuvisteis Dragnus y tú sobre tu
cumpleaños-explica.-Por otro lado, Dragnus habló contigo y cómo no contestabas,
no tuvo más remedio que meterse en tu mente y le dijo a Snowfall que estabas
aquí...
-Y quiso venir pero tú
viniste con Snowfall porque él sólo sería peligroso y bla bla bla-termino yo.
-Sí. ¿Volvemos?
-Vale, pero antes: ¿se me
podrá quitar las marcas o se quedarán así?
-Creo que se pueden
quitar. Pero no con medicamentos. De momento, no muestres mucho tu espalda ni
los brazos-me dice.
Asiento con la cabeza.
Nos vamos al edificio de
los 4H, que aún se mantiene el nombre a pesar de que somos siete, y nos metemos
en la dragonera. Dragnus se mueve nervioso porla habitación y nada verme a mí,
se echa sobre mí y me tira al suelo, poniéndome sus zarpas sobre los hombros y
poniendo todo su peso sobre ellas, evitando que yo haga cualquier movimiento.
-¡Me has asustado!-me
grita mentalmente.-¡Y mucho! ¡¿Por qué volviste?! ¡Me lo tenías que haber
dicho y te podía haber acompañado!
Sus zarpas sobre mí hacen
que mi espalda y mis brazos me duelan mucho, pero evito poner cualquier mueca
de dolor y aguantarme.
-¡No te quería poner en
peligro!-le digo.-Además, mejor pedir perdón que permiso-le digo en voz
alta.
Dragnus resopla y me libra
de sus zarpas mientras se pone en su posición sobre las dos patas traseras y
extiende las alas. Doy por afirmado de que esa debe de ser su postura más
cómoda. El dragón verde olisquea el aire y mira directamente a Snowfall.
-Huele un poco a quemado.
La dragona blanca se pone
tensa y olisquea el aire.
-¿Sí? No lo huelo-dice
mirándome. Me está ocultando, yo soy la que huele a 'quemado' por las heridas.-Te
estás haciendo vejete, Dragnus.
Éste vuelve a su postura
normal y le gruñe muy alto. La dragona adelanta las dos patas delanteras y se
pone en posición de ataque.
-Huele a quemado. Mi
olfato nunca falla-dice y me olisquea.-¡Eres tú!-me acusa y gruñe.
Le pido a Daniel y a
Snowfall que no se preocupasen y le explico a Dragnus mentalmente que fui a
hablar con Billy y que encontré la nota. Le expliqué la nota. Dragnus se
tranquiliza y se tumba y me pide que no lo vuelva a hacer sin avisarle.
Intentaré cumplir la palabra.
Ya era la hora de la cena
y Daniel y yo nos vamos hacia la cocina donde ya todos estarán cenando. Debo de
darle las gracias al chico por haberme salvado del bosque, por haberme visto
las heridas. Por todo en general.
-Gracias-le digo girando
una esquina.-Por todo.
Él me mira extrañado y le
devuelvo la mirada y él sonríe.
-No pasa nada, por los
mejores amigos se pueden hacer cosas extraordinarias-me dice pasándome un brazo
por los hombros y poniendo cierta entonación especial en 'mejores amigos'.
Al llegar a la cocina, él
quita su brazo de mis hombros y pasamos, donde todos están muy nerviosos.
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