Siento la inactividad de estos días, he estado un poco liadilla n.n''
Aquí os dejo un capítulo, espero que os guste y no olvidéis comentar!
Capítulo 21
Me despiertan con fuertes golpes
en la puerta.
-¡Doona,
tienes que vestirte con la ropa que sacaste para después de ducharte!-me grita
Cam al otro lado de la puerta.-¡Cinco minutos!
Me
despierto atontada y hago lo que me pide, pero me obligo a olerla porque llevo
unos días poniéndomela y puede que huela. La olfateo un poco. No, no huele (por
suerte). Suspiro y me la pongo y meto la que tenía puesta en la bolsa negra,
que se convierte una vez más en un paquete pequeño negro.
Cam
abre y entra.
-¿Preparada?
-Supongo.
-Te
recuerdo que eres nuestra especie de cebo para que tu bando nos deje en paz y
nos deje ir a nuestra bola.
Frunzo
el ceño porque no he entendido muy bien cuando ha dicho es de ir a “nuestra
bola”. ¿Se refieren a que van a seguir convirtiendo a humanos en nefilim o qué?
-Te
tengo que pedir un favor-me muerdo el labio por dentro.-Para que parezca que
eres un cebo de verdad, necesito que te metas en un cilindro.
-¡¿Qué?!
-¡Vamos!
Ese cilindro va a estar frío todo el rato, como si tuviese un aire
acondicionado dentro porque estamos a 20 de agosto. ¿Quién se metería en un
cilindro de cristal en verano?
Asiento
a regañadientes.
Me
dejan desayunar unos minutos, pero lo único que me dan es un vaso de leche y
una magdalena que no sacia el hambre para nada. Por suerte, no tengo. Cam me
lleva hacia fuera, cerca de la verja y recuerdo cuando creí que era él el día
que iba a escaparme. En el centro del suelo de piedras, está el cilindro de
cristal. Cam me empuja por la espalda hacia el cilindro y me mete en él
directamente. Como decía, hace una temperatura agradable para verano dentro. Se
está frío, como si un ventilador o un aire acondicionado estuviese conmigo. Al
meterme, se me pone la piel de gallina. En la base superior del cilindro tiene
tres agujeros amplios por los que podría meter una mano perfectamente. Poco a
poco, en un tiempo rápido, aparece todos los nefilim que hay, incluso Roland,
la chica del pasillo de aquella noche y Molly, que se parece un poco a la chica
del pasillo, aunque tiene características que la identifican bien. Son muchos,
y creo que la cantidad es la misma o parecida que la de nuestro bando. Molly le
pasa a Cam una especie de asa de hierro y éste lo pone en la parte superior del
cilindro.
-¡Mediodía!-grita
alguien.
Uno a
uno van alzando el vuelo, con Cam y Roland en cabeza y las dos chicas atrás.
Cam me lleva por el asa y cada dos por tres me tambaleo mucho y me tengo que
agarrar sin éxito a las paredes frías del cristal.
Volamos
durante minutos, quizás llevaremos una hora y veo que algunos ya están bebiendo
de cantimploras que llevan con ellos. Pero aún así, por calor o frío que haga,
por hambre o sed que tengan, siguen aleteando sus alas de distintos colores,
siempre relacionadas con el Infierno y este bando: cobre, tonos anaranjados y
marrones, doradas o incluso grises de un tono oscuro, no el gris claro y
plateado de algunos de mi bando.
-Creo
que es por aquí-oigo a Cam decirle a Roland, aunque se oye como si estuviese
lejos.
-Creo
que también-contesta y veo cómo señala a un punto en el horizonte, un punto
plateado.
-¡Apretamos
el vuelo!-grita Cam mirando hacia atrás.-Quedamos a las catorce cero cero-le
dice de nuevo Cam a Roland y me recuerda a un sargento.
-A mí
no me digas nada de esto.
-¿Cómo
que no? ¡Hablaste con Dan y quedasteis en eso!
Entonces,
yo tenía razón. ¡Roland era el que hablaba con Dan la noche de mi “secuestro”!
En
pocos minutos y con la velocidad a la que vamos, llegamos a la zona donde se
encuentra el punto plateado, que a medida que nos íbamos acercando, también
fueron apareciendo tonos como el celeste o el blanco. Tonos apagados pero a la
vez llamativos.
Distingo
a un punto que brilla más que ninguno. Uno plateado. Dan.
Cuando
aterrizamos y Cam me deposita en el suelo, contemplo la zona, que tiene como
suelo una hierba verde y fina que sólo aparece en verano, esos días de agosto y
septiembre y que se mueve rápidamente al sentir el viento provocado por todas
las alas al aterrizar. Es un poco alta, a Cam le llega por los tobillos. Y
tiene unos cuántos árboles que parecen en buen estado.
Dan da
unos pasos hacia delante y Cam también y entonces las veo: Ce y Naty, con sus
alas desplegadas que me miran preocupadas. Sonrío un poco para decirles que
todo va bien, que estoy bien, que todo va a acabar pronto.
-Hermano-le
dice Cam a Dan y éste hace una pequeña reverencia con la cabeza, pero más bien
asiente con ella.-Como sabes, sólo venimos a hablar.
-Al
grano, por favor.
Hace un
poco de brisa porque agitan algunos cabellos, aunque no sé por qué ya que son
las dos de la tarde y estamos en pleno agosto. Pero eso me ayuda, las palabras
las arrastra el viento y llegan hacia mí como si estuviesen hablando al lado
mía.
-Nosotros
solo queremos equilibrar la balanza, por eso hemos convertido a humanos en
nefilim y le hemos enseñado todo lo que sabemos.
-Pero
son inocentes, podrían tener una vida mejor si no los hubierais convertido.
Gabbe ha encontrado un antídoto y le invitamos, a los nefilim de vuestro bando,
a que los que quieran, que recuperen su vida de humano, olvidando todos sus
recuerdos que han tenido en su vida convertidos en nefilim. Olvidando todo lo
visto, escuchado, aprendido...
-¡No!
¡Ellos quieren estar así!-exclama Cam.
-¿Y tú
que sabes?
-Porque
es una vida mejor: tienes alas y puedes volar cuando quieras...
-No
todos los nefilim las tienen.
-Pues
en mi bando, las tienen todos-espeta Cam.-Además, tienen más años de vida.
-¿No
crees que los padres se quedarían extrañados?-le pregunta Dan con tono severo.
-¡Qué
me importan los padres!
-A ti
no, pero, ¿y a ellos?-le pregunta de nuevo Dan y esta vez lo deja callado y me
mira.-Suelta a Doona.
-No.
-Ella
no tiene nada que ver. ¿Para qué la quieres? Equilibrar la balanza no serviría
de nada, porque los ángeles que caímos en la Caída, no todos saben aún lo que
son. Recuerda que aún, algunos ángeles están recordando quiénes son en realidad
y están tomando partido uno a uno. Poco a poco, así que equilibrarla con pobres
humanos convertidos, no te servirá de nada. Y obligándolos a estar en vuestro
bando.
Veo
cómo Dan tensa las alas.
Sus
palabras están llena de buena voluntad, pero eso último que ha dicho me
recuerda a lo que ha hecho sobre mí. Me llenan con un poco de rabia. No puedo
evitar estallar.
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