Hoy finalmente os traigo el final del breve texto/historia que escribí, Querida mamá, espero que os guste cómo me ha quedado, y no olvidéis comentar ñ.ñ
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Con temblor en las manos, saqué rápidamente el cuchillo y corté las cuerdas con la mayor velocidad que pude, y justo cuando cayó el cuerpo de Alistar y se suspendía en el aire y agitaba sus piernas, salí corriendo entre las personas y de buenas a primeras, me monté sobre un caballo de un color negro intenso, que descansaba junto a un árbol.
El animal echó a correr a toda prisa y oía al comisario gritar que fuesen detrás mía. El animal se metió en el bosque, conmigo en su lomo, y mientras dos guardias me seguía. Nunca antes me había montado en un caballo, tu lo sabes bién, mamá; y dejé toda mi fe en que el caballo negro me sacase de aquel peligro, porque si fracasaba, nada de lo que ha pasado hubiera sido útil.
El caballo, rápido y ágil, se metía entre arbustos que rozaban mis pies, y a los minutos (unos eternos minutos para mí) perdimos de vista a los dos guardias que me seguían.
A los dos días o día y medio (ya perdía la noción del tiempo), el caballo se desvió del camino por el que íbamos y se paró junto a un arroyo y bebió con ganas, así que nos paramos allí a descansar. Yo, que llevaba días sucia, me quité las ropas (telas, mejor dicho, pues las telas rajadas que llevaba encima no parecían ropa) que llevaba y me metí en el arroyo para limpiarme un poco la suciedad mugrienta que hacía que notase mi cuerpo pesado. En un momento, el caballo se asustó y vi una figura de una mujer joven, con una cesa llena de ropa y me miró sorprendida. Salí rápidamente del agua y cogí la ropa para cubrirme un poco, y la mujer me miró sorprendida cuando vio que tenía intenciones de huir. La mujer agitó una mano, la que tenía libre, y sonrió nerviosa.
- No, no te asustes, no te voy a hacer daño. Suelo venir a este arroyo a lavar la ropa-me dijo y me quedé quieta en mi sitio al ver que la mujer parecía decir la verdad.-Mi nombre es Mina-dijo, y me preguntó por el mío.
- J-Jodie.
- Bonito nombre-sonrió y sacó de la cesta una camiseta blanca y me la dio.-Te estará grande, porque es de mi marido, pero mejor que la que tenías seguro que es.
Acepté la ropa y la mujer dejó la cesta en el suelo y se agachó delante de mí. Tenía unos ojos castaños muy bonitos, y un pelo de color avellana recogido en un moño bien hecho, pero unos mechones se les escapaba y colgaban. Me sonrió.
- Vivo junto a mi marido en una casa, no muy lejos de aquí, a diez minutos andando. ¿Tienes algún lugar al que ir?-No pensé, simplemente negué con la cabeza directamente.-¿Te gustaría venirte con nosotros?
Mamá, Mina y su marido me han estado cuidando muy bien, me han dado de comer tanto que ya he cogido peso y tengo la suficiente fuerza para trabajar en el pequeño huerto que tienen. Intento ayudar en todo lo que puedo para recompensar su ayuda. Creía que pronto me iba a reunir contigo, pero creo que aún me queda bastante por vivir y descubrir, ¿no crees? Aunque no vaya a hacer nada con esta carta. Mina cree que es bueno que te escriba, porque siempre estarás conmigo. Mamá, quiero pedirte un favor.
Cuida bien de papá, de Alistar y su madre. Haz que estén bien, ¿vale? Te echo de menos, a ti y a papá. Y a Alistar.
Esperadme un poco más, iré con vosotros.
Sólo tengo que esperar también. Hazlo tu igual, ¿vale?
Te quiero, mamá.
Jodie.
Hola!!
ResponderEliminarMe encanta tu blog, escribes genial. Yo te tengo afiliada, Podrías pasarte por mi blog y si te gusta afiliarme también Porfa??
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P. D. Solo si te gusta lo que escribo, eh?
Diooos *^* Una preciosa "mini-historia", en serio. Espectacular. Como siempre, vamos xD Con tus relatos una nunca se decepciona, sigue así :)
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