Quería pediros mil disculpas por haber dejado bastante inactivo el blog, pero es que estoy ya en finales del curso y tengo estos meses un poco más petados que los anteriores, con esto de los exámenes, trabajos y demás. Siempre es el mismo asunto n.n''
Además, apenas he podido escribir muchas cosas (salvo hoy, ¡que se me ha ocurrido una idea bastante interesante y que ya publicaré!) y las historias que tengo medio escritas no han avanzado absolutamente nada en lo que llevamos de año ;w; Pero este verano, ¡toca ponerse un par de horitas frente al ordenador e ir avanzando!
Eso sí, aunque apenas escribas, estoy leyendo bastante ewe
¡Pronto tendréis reseñas!
Mientras, os dejo aquí la tercera o final parte del relato que me mandó una lectora del blog n.n
¡Muchas gracias por mandarlo y querer saber mi opinión! Me encanta que consideréis mi opinión como algo importante cuando me mandáis cosillas así <3
Para leerlo, pincha en más información :3
En un acto reflejo, esquivo un rayo de un color morado, que iba a darme en el hombro. Deivid, que iba detrás mía, no le da tiempo a hacerlo.
- ¡Es Sam!-grita Dav cuando ve que nuestro amigo va lento, a cámara lenta.
- ¿Sam?-pregunto, y una vez más mis buenos reflejos me ayudan y esquivo otro rayo.
- ¡Que no nos toque ningún rayo!-me grita Dav.
- ¿Y Deivid qué?
Mi compañero mira al titán y frunce los labios.
- El efecto no dura mucho, pero...-no le da tiempo a acabar la frase, pues un rayo le da en plena frente, haciéndole caer hacia atrás. Freno y me acerco a él.-Sigue... tu... coge... la... bomba...-su manera de hablar me hace gracia, pero intento no reírme. Cojo rápidamente la bola y me dispongo a continuar corriendo cuando caigo de golpe al suelo.
No es que me haya dado un rayo, simplemente es el temblor de la tierra; el temblor de la habilidad de Eme. Miro a Dav, levántandose a cámara lenta y levanto el pulgar índicandole que todo va bien, que no me ha dado el rayo. Me pongo en pie, cogiendo de nuevo la bomba, que apenas pesa tanto.
- So...llux... usa... tu... habilidad...
Las palabras de mi compañero me asombrann. ¿Mi habilidad? ¡Pero si apenas la puedo controlar!
Le miro indeciso, asustado o preocupado, no lo sé ni yo. Él, muy despacio, alza el pulgar como hice yo antes y sonríe.
Es verdad, tengo que hacerle caso. Me dejaron aquí para aprender a desarrollar mi habilidad, no puedo rechazar el momento de poder aprender a controlarla.
Le sonrío sintiéndome algo raro al hacerlo y empiezo a correr, mientras sigo esquivando rayos morados.
A los pocos minutos, llego a un claro y me paro unos segundos a descansar. Correr durante muchos minutos, más de una hora diría yo, cansa bastante. Quizá vaya siendo hora de que use mi habilidad.
Me siento inseguro. ¿Podré controlarla bien? Cuando la uso me siento bien, tranquilo... me llena una sensación de paz.
- Oye, Sollux, éstate quieto y deja que te dé, ¿no?-suena una voz detrás mía.
- Esto... Esto es un juego de rapidez y estrategia, Sam-contesto, poniéndome derecho y girándome hacia él.-El estarme quieto significaría perder.
- Amigo listo-dice sonriendo, y pone los dedos de las manos como si fuesen pistolas, y me apuntan.-Pero esto acaba aquí. Tu llevas la bomba y estoy de defensa, así que tengo que cumplir mi deber y defender, ¿no?
- Supongo.
Me encojo de hombros y el chico empieza a disparar.
No le puedo dar el gusto de que sus disparos me lleguen y me ralenticen, y tampoco puedo esperar a que Dav y Deivid lleguen para que me ayuden, porque les he sacado bastante ventaja. Esquivo varios rayos, hasta que me da uno.
Uno que es inútil porque me traspasa.
- ¿Pero qué?
Sam me mira atónito y siento un leve calor en el pecho, donde me ha llegado el rayo. Ese calor va invandiendo las demás partes de mi cuerpo y lo único y último humano que hago antes de convertirme es hacer una sonrisa hacia Sam, que me mira con la boca abierta.
- Sollux... joder... esa habilidad es demasiado... asombrosa.
Inclino un poco la cabeza hacia él y cojo la bomba con las patas, mientras alzo el vuelo en dirección al pedestal enemigo.
Ser un fénix está bastante bien; un calor agradable te invade todo el cuerpo, y es imposible que algo te haga daño, y si algo lo hace y te llega a matar, no pasa nada, pues se dice que el fénix renace de sus propias cenizas, ya que es de fuego. Nunca me han llegado a matar para vivir esa experiencia, la de renacer, aunuque tampoco es que quiera probarlo. Lo mejor de esta habilidad, es el poder volar. Al principio cuesta un poco, porque es saber manejar las alas conforme al aire, no hay que pensar que es fácil de hacerlo por mirar a los pájaros volar.
El tema de que Sam se haya asombrado de verme en este estado no me asombra, pues desde que empecé las clases, no me he transformado hasta hoy. Algunos interesados sabían de mi habilidad, y me animaban a mostrarla, pero yo no era capaz, me he estado sintiendo inseguro hasta hoy.
A los pocos minutos, llego a otro claro, donde veo a Jess sentada sobre una piedra, junto al pedestal. Parece que me ve, pues hace una barra invisible delante mía, con la que me choco y me pongo en el suelo.
- No vas a poder pasaaaaaar-me dice con voz canturina.
Entrecierro los ojos y le miro, mientras ella me sonríe.
Pasan largos minutos. Jess me encierra entre sus barreras, donde quedo atrapado y mis llamas se apagan, haciéndome humano otra vez.
Por fin, llega la salvación, con pequeños temblores. Deivid aparece en modo titán, de unos veinte metros de altura y en cuyo hombro lleva a Dav. Deivid coge velocidad y choca contra el muro de Jess, rompiéndolo. La chica cae de espaldas al suelo, aturdida.
Miro a Deivid, el cual me coge y me pone en su mano, ahora gigantesca, y me acerca al pedestal.
- Vamos, Sollux, coloca ya la bomba y acabemos esto-me dice Dav.
Le hago caso sin perder más tiempo y coloco la bomba en el pedestal.
Bum.
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