Capítulo 8

Hola tributos! :) Siento si ayer no pude escribir el capítulo ;( Pero hoy, como no me han mandado deberes (sólo una ficha que no es para mañana) os subo el capítulo 8 ;)

 
Pues nada, el 9 lo intentaré publicar entre mañana y el viernes :) Espero que os guste, beshines! :3

Capítulo 8

Nos metemos en un ascensor que tiene las paredes de cristal y tenemos unas vistas magníficas. El ascensor sube a tal velocidad, que en dos segundos, ya estamos en la planta 6. "Qué morro tienen los del Distrito 11 o 12, que deben de tener unas vistas mejores que las del ascensor, arriba del todo"-pienso. Clare empieza a explicar lo que haremos en la planta 6 (el número por nuestro Distrito, claro) pero no le echo cuenta y veo toda la planta, que es enorme. Tiene una mesa con varias sillas de color naranja claro y una mesa que está ahora mismo llena de comida, y muchos avox por la planta, con la cabeza agachada. 
-Encontraréis un cuarto para cada uno. Aquí dormiréis, comeréis y muchas más cosas-exclama Clare.
Es decir, que esto es una especie de cárcel antes de los Juegos. Bien. 
-Os aconsejo que os duchéis y os pongáis cómodos antes de cenar-aconseja Helena y el estilista de Max (que creo que se llama Jake) asiente con la cabeza. 
Me meto en una habitación que tiene cuarto de baño, dormitorio y una enorme tele que puede llegar a ocupar una pared. Me ducho cuando ya he aprendido para qué sirven todos los botones que tiene la ducha. Me he llevado chorros de agua fría y caliente, pero al final encuentro la temperatura justa y me doy un baño relajante. Me seco el pelo poniendo la mano en un panel y me lo peino yo con mi cola habitual. Me pongo unos pantalones negros cómodos y una camiseta roja de tirantes. Me tumbo en la cama, que tiene las sábanas suaves como una pluma y miro al mando que debe de controlar la tele. Pulso los botones y en la tele van apareciendo la calle del Capitolio, un desierto, anuncios y, lo que más me duele, la Pradera de mi Distrito. 

Hecho de menos mi casa, mi madre, mi amiga, el olor habitual del humo de las fábricas... Apago la tele y me tapo la cara con la mano. "Debbie, es sólo para bajar tu estado de ánimo"-me digo a mí misma. Clare aporrea la puerta avisándome que todos me están esperando para cenar. Le contesto con un "voy" y cuando oigo que sus pasos se alejan, salgo de la habitación y acerco a la mesa del comedor. En ella están todos comiendo: Clare, Max, Amy, Helena y Jake. Me han guardado un sitio entre Helena y Amy y me acomodo en la silla. Ya un poco más tranquila, le comento a Amy nuestra pequeña charla con Katy al bajar de los carros en el Desfile, para ver qué opina ella.
-Bueno, no le veo nada malo a esa chica, y su mentor parece simpático. Lo que sí quiero que hagáis es que cuando entrenéis estos próximos días, tengáis alguna amistad, no digo con todos, pero siempre es bueno un poco de ayuda. Puede que Katy quiera ser su aliada-dice y da un trago de una especie de zumo azul.
Medito sus palabras. Bien: una más como "aliada" significa una muerte mucho más segura que con una sola persona.
-Max y yo podremos los dos solos.
-Ya... sí... Pero prefiero que hagas amistades con algunos de ellos-me dice Amy levantando un poco la voz.
Le echo una mirada asesina y asiento con la cabeza, aunque no pienso hacerlo. Me dirijo hacia mi habitación. Me ducho de nuevo esta vez llenando la bañera, y cuando ya estoy mojada, meto la cabeza bajo agua y grito para desahogarme por todo lo que siento. Saco la cabeza y me seco la cara con una toalla cercana, y sin yo poder aguantar, echo a llorar en silencio. Esta vez, no me enjabono y salgo de la bañera y me seco. Me pongo el pantalón de antes y una camiseta de manga corta con un 6 en la espalda. Me seco el pelo con el método de antes y me meto bajo las suaves sábanas de la cama. 

Con el alboroto de la gente en la calle, celebrando que ya han empezado los Juegos (aunque yo creo que los Juegos llevan celebrándose hace sesenta y ocho años, hasta ahora) no puedo dormir y decido quedarme por el salón, donde ya sólo están los avox recogiendo la mesa. Me siento en una silla y cojo un cuchillo que hay encima y empiezo a jugar con él. Un avox me da una palmadita en el hombro y señala un plato lleno de dulces.
-Lo puedes recoger.
El avox lo cojo y vuelvo a mi juego con el cuchillo. Hago varios arañazos en la mesa y no me importa. Recuerdo que a mi madre le deba rabia que le arañase la mesa de la cocina. Si me están grabando ahora pensarán que soy mala con los cuchillos, supongo. Pero cuando me vean usarlos en la Arena... se asombrarán, y mucho. Cuando creo que me empieza a entrar sueño, me meto en mi habitación y me duermo un poco, metida de nuevo bajo las sábanas. 
A la mañana siguiente, salgo en pijama al comedor, donde está Amy esperando junto a Clare y Max detrás suya. Max parece feliz y está también en pijama. Me acerco a los tres, porque creo que me estaban esperando para desayunar, aunque creo que deberían de haber empezado sin mí, esto me molesta. Nos sentamos alrededor de la mesa, donde Jake y Helena ya están sentados, tomando un café y hablando entre ellos. Nos ponen tostadas, café, chocolate caliente y todo tipo de manjares. Yo sólo me limito a tomar una taza de chocolate caliente y unirme en la conversación con ellos. Amy no habla mucho porque está entretenida mordiendo una magdalena con virutas de chocolate. 

Tras varios minutos de silencio, Amy reacciona y dice:
-Vosotros dos, como mentora, os sugiero que busquéis aliados.
-Yo tengo una idea mejor-digo.-No hacer amistades.
Miro a Max, que está delante mía sentado. Suspira y dice:
-No pienso como tú, Debbie.-Dice. Vale, me da igual. Max mira a Amy y continúa:-Yo tengo una idea clara sobre las personas con las que quiero ser aliado. Jasón y Katy.
-¿Jasón?-digo.
-Es el compañero de Katy-me explica Amy. Medita la opinión de Max y al final, reacciona:-Parecen buenos chicos.
Niego con la cabeza. Dos profesionales y un compañero de Distrito que sabe mis habilidades cuando se las conté a Amy. Me intentan convencer unas diez veces y al final, acepto a regañadientes.
-¿De qué conoces a Jasón, Max?-le pregunto.
-Él me saludó y cuando vi unos vídeos del Día de la Cosecha en otros Distritos, en el tren, escuché su nombre.
-A Katy la conozco... más o menos, pero a Jasón no-digo.-Me gustaría hablar con Katy sobre Jasón o hablar yo misma con él-comento.
Amy asiente y cuando termina, nos acompaña al ascensor, mientras Clare se queda en el comedor aún bebiendo su taza con leche. Helena y Jake se fueron hace varios minutos. Mientras esperamos a Amy (que tarda una eternidad), Amy se gira hacia nosotros y nos comunica algo que parece importante.
-Escuchadme: tendréis más posibilidades de sobrevivir si no exponéis tanto vuestras habilidades. Así que durante estos días de entrenamiento quiero que parezcáis débiles y sobre todo tú, Debbie.
-¿Yo? ¿Por qué?-pregunto.-Necesito practicar un poco con los cuchillos, hace días que no hago nada con ellos... ¿Y si en la Arena fallo?
-Me da igual no hagas nada con los cuchillos. Tu Max, igual. Me explico mejor: Caesar hará trampas en la entrevista si te expones, le dará pistas a los demás tributos-explica, mirándome a mí. Mira hacia atrás y ve que Clare viene hacia nosotros con su aire de Capitolio. Amy se dirige y pone cara de asco.-Por cierto, otra cosa, aprended algo en algún puesto que haya. Haced nudos, montad trampas... Algo, lo que sea, pero aprended algo.
Asentimos y nos montamos en el ascensor cuando Amy llega.

Llegamos a la planta del Centro de Entrenamiento, que está abajo del todo. Hay ya varios tributos, por lo menos todos los profesionales, los del Distrito 7, el 9 y los del 11. Y nosotros. Cuando Max y yo llegamos, los tributos del 2 nos echan una mirada asesina. Me doy cuenta de nuevo, pero Max parece que no. Me detengo  para ver toda la planta. Es enorme, hay un espacio descomunal aquí dentro. Hay muchos monitores junto a sus puestos de enseñanza: tiro con arco, camuflaje, lanzas, espadas, lucha cuerpo a cuerpo... Paso casi quince minutos cuando ya estamos todos los tributos y encuentro a Katy y a Jasón, que nos saludan con la mano. Cojo a Max del brazo y lo llevo conmigo hasta Katy y su compañero. Nos saludamos los cuatro de nuevo y la primera impresión puede engañar, pero Jasón empieza con buen pie y me empieza a caer bien. Pienso en las palabras de Amy ya ahora sí que quiero aliados conmigo, a parte de Max. A Katy la quiero, y a Jasón... también. La monitora nos explica que durante estos días, vamos a practicar actividades de todo tipo para sobrevivir. Me inquieta sus palabras:
-Dentro de dos semanas, veintitrés de vosotros estaréis muertos. Sólo uno saldrá con vida. La pregunta es: ¿quién? Eso dependerá de la atención que prestéis estos cuatro días, sobre todo a lo que voy a decir ahora.-Dice. Se toma un respiro y continúa:-Primero, nada de pelearos con el resto de tributos, ya tendréis tiempo de hacerlo en el estadio. Hay cuatro ejercicios obligatorios, luego os prepararán individualmente. Mi consejo es que no ignoréis las tácticas de supervivencia: todos querréis coger siempre una espada, pero la mayoría moriréis por causas naturales; 10% de infección, 20% de deshidratación y las inclemencias del tiempo pueden resultar tan mortales como un cuchillo.
Acto seguido, termina. Katy rompe el silencio.
-¿Qué os ha contado vuestra mentora sobre nosotros?
-Nos ha dicho que podríamos ser un buen equipo-digo.-He pensado que si Jasón quiere...
-¡Claro que quiero!-exclama el chico.
-¿Qué os ha enseñado vuestra mentora sobre la supervivencia en la Arena? El nuestro no es uno de esos que sueñan con ser maestros...
-La nuestra tampoco-digo con una sonrisa.-Una pregunta: ¿hacemos la alianza ahora y evitamos el problema de buscarnos entre nosotros en la Arena?-pregunto.
Jasón asiente rápidamente.
-Aliados-decimos los cuatro a la vez.
Le explico a Katy lo que nos ha dicho Amy antes de entrar en el ascensor y ella sólo se limita a asentir.
-A nosotros nos ha aconsejado es que parezcamos duros de pelar, para dar miedo y evitar a otros tributos. También nos ha aconsejado de que salgamos corriendo del baño de sangre. No pararse a coger nada, poco a poco encontraremos algo.
Estuvimos comentado cosas del estilo y decidimos hacer que cada uno hagamos lo que nuestro mentor nos diga para tenerlo satisfecho, pero a la vez, tomar consejos del otro mentor.