Capítulo 19

 Hola pequeños descendientes :)

No tengo nada que deciros (nada importante...), bueno, solo que disfrutéis del capítulo (¡aparece un nuevo personaje!) y que el nuevo personaje lo encontraréis en 'Conoce a los personajes' nada más que acabe el capítulo. Saludos :3

Capítulo 19: Pegaso

Tras varios minutos de besos, nos quedamos allí tumbados en el césped, yo con la cabeza sobre uno de sus brazos y cogiéndome de la mano de él. Estamos así varios minutos hasta que una voz hace que nos pongamos sentados.

-Le informamos a todos los descendientes que se acerquen a la gran cabaña. Es urgente-anuncia la voz de la secretaria.

Me pongo en pie y ayudo a Jerome a levantarse extendiendo una mano.

-Tenemos que ir-comento. Andamos hasta la gran cabaña a paso ligero y vemos que hay varios descendientes rodeando algo.-¿Qué puede ser?-pregunto.

Jerome levanta un poco la cabeza, poniéndose de puntillas y se encoge de hombros. El señor Swits sale de la gran cabaña, seguidor por varios monitores y su secretaria.

-Alejaos, alejaos. Os tenemos que informar de un asunto que ha aparecido ahora mismo.

Los descendientes se alejan formando un círculo más amplio. Ahora veo lo que los otros descendientes rodeaban: un caballo blanco con alas, de crin y cola gris, está en el centro del círculo. Ahora caigo. He oído hablar de un caballo hablado hace unos años.

-Pegaso-musita Jerome.

No comento nada, tengo la vista clavada en el caballo. Pegaso. Ha dado en el clavo. El caballo alado gira la cabeza como buscando a algo y cuando me ve, clava la vista en mí y nos quedamos observándonos.

Tú, tu eres a la que busco

Dice una voz. ¿Qué ha sido eso?

-¿Lo has oído?-pregunto.

-¿El qué?

-Na... nada.

El señor Swits susurra con los monitores y su secretaria.

-Este caballo-empieza a decir dirigiéndose a los descendientes-ha llegado hace unos diez minutos. Ha aparecido sin más, se ve claramente que tenemos el ejemplar único de Pegaso, el caballo alado. En él, montaba Heracles.

-¿Heracles?-le pregunto en un susurro a Jerome.

-Se le conoce mejor por su nombre en romano: Hércules.

-Ah, eso está mejor.

El señor Swits sigue. Comenta que no han encontrado a quién lo ha dejado, ni una nota ni nada. Ahora que me fijo, el caballo sigue observándome. ¿Por qué?

Annie. Annie es tu nombre. Acércate, no te haré nada.

Otra vez la voz. Si le pregunto a Jerome, dirá que no lo ha oído. Me quedo también mirando al ser fantástico, que tiene la vista penetrada en mí.

Annie ven, no te haré nada.

Doy unos pasos hacia delante y me quedo quieta. El señor Swits para de hablar y noto que todo el mundo me mira. Pegaso (que al fin de cuentas es así como se llama) da unos pasos hacia delante y miro al suelo. Una de sus patas tapaba un trozo de papel.

Recoge el papel. Es para ti.

Me acerco, lo recojo y lo desdoblo. Tiene algo escrito con una letra negra y de buena caligrafía. Miro a Pegaso y luego empiezo a leer la nota.

Este caballo alado debe de pertenecer a la descendiente de Zeus, a la vez que es de Artemisa y Atenea. Un suceso poco agradable le puede ocurrir en cualquier momento del día o puede que de la semana... En los lugares que olvidó deberá de buscar si la respuesta desea hallar. Cuidado, tu camino de vida empeora a medida que avanzas en las pistas. Cuida de tus seres queridos.

¿Un suceso poco agradable? ¿Qué suceso? Dice que busque en lugares que olvidé... Que mi camino empeora... Espera, ¿cómo sé que Pegaso ahora me pertenece? Medito lo que me ha dicho la extraña voz, por qué Pegaso no para de mirarme... Yo soy ahora, la nueva jinete de Pegaso, pero, ¿quién me lo ha dejado?

-Señorita Peet, ¿qué pone en la nota?-me pregunta el director que hace que salga de mis pensamientos.

Annie, ¿lo entiendes?

Pegaso. Me ha estado hablando Pegaso. Sonrío y le toco la frente al caballo alado y me quedo asombrada: en la frente de éste aparece un rayo de color negro idéntico a mi marca de la muñeca. Al darme la vuelta para entregarle la nota al director, sé que soy consciente de que ahora, seguramente estará pendiente de mí. Pegaso mete la cabeza entre mis piernas y con una fuerza increíble me levanta y me quedo montada sobre él. Los descendientes dan un grito de asombro y Pegaso me lleva hasta el director. Le entrego la nota, que la lee detenidamente y asiente con la cabeza. Los monitores se miran entre ellos.

-Todo tuyo-me concede el director.-Descendientes de Hefesto, construid un establo acogedor para Pegaso. El establo debe de estar junto a la cabaña de Annie Peet. Ya podéis marcharos. Annie, creo que tengo algo para Pegaso y para ti. Espere aquí.

El señor Swits se mete dentro de la cabaña seguido por su secretaria. Algunos descendientes ya se han marchado y algunos se quedan mirándonos. Mis amigos se acerca a nosotros y acarician a Pegaso.

-¿Cómo lo sabes?-pregunta Nina.

-Oía una voz. Era él.

-¿Sabes que el director y dos monitores te han dicho que pares, a gritos?-pregunta Nina.

-No me enteraba, creía que sólo me miraban-contesto.

Eso ocurre cuando me escuchas-dice Pegaso.

-Ah, ya lo entiendo-suelto.

-¿El qué?

-Pegaso dice que eso ocurre cuando me habla.

-¿Y en la nota? ¿Qué ponía?

-Ponía que Pegaso me pertenecía, bueno,  ponía una descendiente de los dioses a los que desciendo. También que me ocurriría un suceso poco agradable, que cuando ocurra, busque en lugares que olvidé y que mi camino empeora cuando esté buscando las pistas y que tenga cuidado con mis seres queridos-digo, algo asustada.

Jerome traga saliva.

-Hagamos caso de la nota-comenta