Capítulo 21

Hola lectores! :)

Aquí os dejo el capítulo 21 porque os dejé con un poco de intriga en el capítulo 20 x] No tengo nada que deciros, simplemente que espero que os guste y que comentéis qué os ha parecido :3 Josh lo aprueba e.é

Capítulo 21: Falsas acusaciones

Empiezo a leer el folio, pero Jerome me corta.
-Me tengo que ir. Quédatelo-dice y se marcha.
Me monto sobre Pegaso  y nos marchamos hacia la cabaña y es cuando por el camino, voy leyendo el folio.

-OBJETOS DESAPARECIDOS-
Rayo de Zeus
Tridente de Poseidón
Cinturón de Afrodita
Arco dorado de Artemisa
Escudo de Ares
Armadura de Atenea

Me meto en el establo con Pegaso. 
¿Te encuentras bien? Estás pálida-me pregunta.
-Es... estoy bien-digo y leo todo lo que ha desaparecido.-Pegaso, me salto las clases-digo y me meto bajo una de sus alas.

Esta vez, estoy sola en una habitación vacía de paredes y suelos negros. Todo está en silencio y sólo oigo el sonido de mis pasos al andar. No hay nadie.
-¿Hola?-pregunto y aparece una persona delante mía.
Es una mujer con una túnica blanca y un casco romano en la cabeza. Tiene los ojos de color avellana y un pelo largo y marrón oscuro.
-Annie-dice.-Mi descendiente-sigue con voz dulce.-Soy Atenea y me presento en tus sueños para avisarte de que yo envié a Pegaso para que te ayudase. Corres grave peligro, deberías de marcharte del campamento, volver a casa. Si te quedas, tendrás problemas. Huye ahora que puedes, Amber va detrás tuya en busca de venganza. Tienes que ir. Jerome no te puede seguir, por mucho que él quiera que te siga. Nina tampoco. Annie, huye...

Me levanto aturdida, asustada. Este sueño si lo recuerdo a la perfección. Miro a Pegaso.
-¿También lo has soñado?-pregunto y hace un sonido en muestra de que sí.
Me apoyo en Pegaso cuando pliega su ala que me tapaba y me abrazo a mí misma. ¿Será cierto que Atenea, la misma diosa del Olimpo, ha aparecido en mis sueños? ¿Tengo que huir? ¿Por qué? ¿Qué peligros corro? Tengo muchas preguntas y no sé quién me puede contestar. Fuera del establo, hay silencio absoluto, todos deben de estar almorzando o aún en las clases. Yo no pienso asistir hoy a ninguna, aunque... Por la tarde no hay ninguna, van a revisar nuestras cabañas. Pegaso me está preguntando cosas, pero simplemente me encojo de hombros o me quedo callada. ¿Debería de huir? Esa es la principal pregunta que me hago, pero, por qué debo hacerlo si no sé la causa, ¿sólo por qué Amber busca su venganza contra mí? Si Nina estuviese aquí... O Patricia... Una de ellas sí sabría aconsejarme y quizás ayudarme. Pero el problema es; ¿a dónde huiría? ¿A mi casa? Sería el primer lugar donde buscarme una vez que me haya escapado de aquí. ¿Tan en peligro estoy? Bueno, me ha aparecido una diosa a las que desciendo y me ha pedido que huya. Mis pensamientos se interrumpen con una llamada que procede fuera del establo y me pongo en pie para salir, sacudiéndome un poco de paja mientras Pegaso me dice:
Annie, ten cuidado-me recomienda y asiento con la cabeza y salgo fuera del establo.

Son el señor Swits que me avisa junto a dos monitores, que creo que son de lucha cuerpo a cuerpo (a clases que no voy porque son para más mayores) y el otro que nunca lo he visto.
-Oh, Annie, creíamos que estabas dentro de la cabaña-dice sorprendido el director. Aunque no creo que tanto.-Venimos a revisar tu cabaña y la de Nina.
-Adelante, pero aviso de que no tengo ningún objeto de los que se han perdido-digo totalmente segura.

Entramos todos en la cabaña, yo detrás de ellos. Me quedo quieta en el umbral de la puerta y cruzo los brazos sobre mi pecho con total tranquilidad. Ellos empiezan a buscar por todos los lugares de la cabaña: en el cuarto de baño, debajo de los colchones de las camas, en los armarios (encima, dentro y por debajo de ellos)... En todos los lugares, incluso me pidieron si podría abrir mi maleta y ver dentro. Acepté.
Por fin terminaron, pero el monitor al que yo no conocía qué clase daba, echó un último vistazo a las cabañas mientras yo bajaba del porche y me reunía con el otro monitor y el señor Swits.
-Esperen, aquí hay algo interesante-llama el monitor de dentro.
¿El qué? ¿Qué cosa interesante hay? El corazón me empieza a latir a mil por hora, no, por segundo. El director y el monitor se miran, luego me miran y los tres entramos dentro y vemos al otro hombre sentado en el suelo, despegando un trozo de madera de éste. No veo lo que coge, pero se levanta con algo en la mano y se gira hacia nosotros tres.
-¿Con que no tienes ningún objeto desaparecido, eh?-dice el hombre que enseña el objeto que tiene en la mano: ¡el arco dorado de Artemisa!
El señor Swits niega con la cabeza y parece estar decepcionado, mientras que el otro monitor me mira enfurecido.
-Señorita Peet, no me imaginaba esto de usted-dice el director.
-Yo... Yo...-tartamudeo.-¡He hizo bien! ¡No tenía nada!-exclamo asustada intentando aguantar las lágrimas en los ojos todo el tiempo que puedo.
-Señorita Peet, tengo que hacer una decisión muy mala de este asunto-dice el director y suspira mirando hacia otro lado-tengo que expulsarla del campamento. Llevadla fuera, ya le enviaremos sus pertenencias-dice el director con voz firme y segura.

Me quedo con un ''¿qué?'' en la boca mientras los dos monitores se echan sobre mí y me cogen uno por cada brazo, de modo que yo miro hacia atrás y ellos hacia delante. Las lágrimas salen fuera. ¡No he robado nada! ¡No sabía que eso estaba ahí! Pero, ¿cómo había llegado hasta ahí? El director está quieto y los monitores me llevan en volandas: no toco el suelo.
-¡No lo he robado! ¡Lo juro! ¡No sabía que estaba ahí! ¡Me tienen que creer!-grito todo lo alto que puedo mientras salgo de la cabaña y grito algo último para que se entere el director, que está aún dentro de la cabaña y veo que tiene el arco dorado en las manos, por el destello amarillo que veo.-¡¡No he hecho nada!!