Capítulo 25

Hola lectores!!

Aquí os dejo el capi 25 como os prometí. ¡Ah! ¡Antes se me olvidó decirlo! :D ¡Me queda al menos dos o tres capítulos para acabar mi cuarto libro! *-* Así que muy pronto tendréis un poco de información sobre él en la página "Libros de Glimmer" *.* Para mí, creo que ha sido el mejor que he escrito :3 A parte, el de Mis Juegos del Hambre, además, creo que ese libro tendrá má visitas que los demás. Solo aviso: ¡tiene mucha ciencia ficción y seres fantásticos! Podéis votar en la encuesta de la barra izquierda (<-) ^.^ Aquí os dejo sin más, el capítulo. Besazos! :)

 

Capítulo 25: Buenas amistades

Giro la cabeza hacia las voces que me llaman y veo dos figuras corriendo hacia mí.

Venga, tenemos que irnos-me avisa Pegaso, pero no le echo cuenta y no le digo nada.

Entrecierro los ojos y ahora veo quiénes son: Nina y Jerome.

-Son Jerome y Nina-digo algo ilusionada y un poco triste.

Pero no nos podemos llevar a nadie, Atenea nos lo dijo en el sueño-me recuerda el caballo alado.
-Pero son mis amigos-replico.
A Pegaso no le da tiempo de quejarse, los dos están junto a mí y me bajo de mi amigo. Jerome me abraza y Nina se nos echa encima de los dos. 

-¡Nos tenías preocupadísimos!-exclama Nina.
-Yo no fui la que robó el arco dorado, os lo juro-digo así tan cual. 

-Lo sabemos.

-No hay tiempo. Pegaso, ¿podrás cargar con los tres?

¡¿Con los tres?!-exclama levantándose sobre sus patas traseras y relinchando. Asiento con la cabeza y Pegaso vuelve a su postura normal y ladea la cabeza, pero al final hace un gesto y nos montamos como podemos sobre él. El pobre va a tener que aguantar un poco.

Con un poco de carrerilla y esfuerzo, Pegaso remonta el vuelo y le pido que nos lleve a un lugar seguro. Tras varios minutos, paramos en una especie de parque, pero que en realidad es un bosque. Nos sentamos en el suelo y le doy un poco de agua a Pegaso y mientras bebe, le acaricio y le susurro un gracias por haberme ayudado. Saco el arco dorado de la bolsa y lo contemplo mejor. Uso uno de mis poderes y creo un rayo y lo coloco en el arco y a punto a un árbol como diana y disparo. Se oye un pequeño silvido en el aire, que rápidamente se desvanece.

-Ten en cuenta que es el arco de Artemisa, algo muy importante-comenta mi amiga.

-Lo sé.

-¿Por qué has vuelto?-pregunta Jerome.

-¿Nos querías verme?-le lanzo con una mirada con un poco de furia, ¿no me quería ver? Tras medio segundo, niego con la cabeza.-Tenéis que marcharos, Pegaso os llevará. Esto es asunto mío, si os meto, estaréis en peligro. No os quiero poner de nuevo en peligro.

-Pues yo no me voy a ninguna parte-comenta Nina levantando las cejas.

-Ni yo.

-¡Os tenéis que ir!-grito.-No... no quiero que estés en peligro, de verdad-digo con un tono de voz seco.-Pegaso, ¿dónde está el Olimpo?

No muy lejos de aquí. Andando tardarías unos veinte minutos. Sal del bosque y luego busca un edificio con la fachada de cristal. Entra en él y busca un ascensor. Una vez dentro, busca el panel de los botones y te aparecerá un nuevo botón con la O de Olimpo. El ascensor te identificará de que eres una descendiente, así que cuando entres, aparecerá. Irás directamente al hogar de las deidades. Allí te las tendrás que apañar sola...-explica.

-De acuerdo-le digo a Pegaso y pienso en el sueño. ¿En el ascensor no estaban conmigo ellos dos? Bah, da igual, eso no me importa ahora, tengo que irme.-Pegaso, que no se acerquen a mí. Tienes que llevarlos a un lugar seguro que no sea el campamento, mi casa o algún lugar.

-¡Annie, no eres mi madre para mandarme!-exclama Nina con la voz un poco rota.

-Da igual. Tiene parte de razón...-comenta Jerome y frunzo el ceño. Qué raro ha resultado eso.

Antes de que mis amigos puedan decir algo más (Nina ante todo...), Pegaso los monta sobre él y salen volando y con lo único que me quedo es con la cara de Nina y sus labios abiertos, para quejarse. Me quedo mirando cómo se marchan en la noche y después, cuando no son más que una estrella en el firmamento, salgo corriendo hacia el lugar que me ha dicho Pegaso. Cruzo el bosque como puedo en la oscuridad, luego avenidas, calles... y al cabo de unos diez minutos corriendo estoy en una calle amplia y llena de edificios altos, hoteles, casas y tiendas. Busco el edificio de fachada de cristal y lo encuentro a unos pocos metros más adelante de la calle. Salgo corriendo de nuevo hacia el edificio y al llegar, cojo un poco de aire y espero a que mi corazón lata como siempre y respire tranquila, no he hecho ninguna parada.

Me adentro en el edificio después de haber recuperado mis latidos regulares. Un edificio que parece más una oficina y le pregunto a una mujer de mediana edad del mostrador dónde están los ascensores para "ir más rápida".

-Claro, sigue este pasillo y al llegar al final, gira a la izquierda, luego a la derecha y por último a la izquierda de nuevo. Encontrarás varios ascensores disponibles.

-Gracias.

-Gracias a ti y buenos días-dice con su voz burbujeante.

¿Buenos días? Miro un reloj que hay en la pared y resulta ser que son las cinco y media de la mañana. Salgo andando con normalidad, pero a paso ligero por el pasillo y tomo las direcciones de la mujer. El último pasilo lo recorrí corriendo. Me he dado cuenta de que no he dormido mucho durante la noche y la he tenido bastante activa durante algunas horas seguidas. Mientras ando por el pasillo final de suelo rojo oscuro y paredes de naranja claro, alguien me toca el hombro por detrás. Me giro dispuesta a hacer una pequeña descarga a la persona, me da igual quién sea, así que preparo un rayo antes de girarme. 

Pero mis ojos se cruzan con los de Jerome y segundo más tarde, con los de Nina.

-Pero... ¡¿qué hacéis aquí?!-grito en voz baja enfadada.

-Venimos a ayudarte, claro.

-Y, ¿cómo sabéis que era aquí donde me dirigía?

-Lo dijiste en voz alta y aquí más de uno ha visto a un descendiente. De hecho, creo que esa mujer tiene una relación con los dioses-dice Jerome.

-¿Y Pegaso?-pregunto, relajándome un poco.

-Nina le ha dado una comida para dormir muuucho tiempo-explica.

Suspiro indignada.

-No hay marcha atrás. Vamos.