Creo que ya no publicaré nada más hasta mañana o pasado ºuº Así que como no tengo nada que decir, os dejo directamente el capítulo 34 ^^ Espero que os guste
Capítulo 34: Armadura de Atenea
Abrazo más fuerte a Jerome y él me rodea por la
cintura. ¿Sabe lo que pienso hacer? Me da miedo que le pase algo, pero tengo
que hacerlo. El grifo nada como puede hasta nosotros y antes de lanzar mis
rayos en el agua, Jerome y yo echamos a nadar con dificultad a coger aire. Veo
que Nina está asustada, un poco empapada y mirando a ver si nos ve.
-¡Nina!-le grito tragando agua por el movimiento que
está haciendo el ser mitológico.
Ella asiente con la cabeza y se arrodilla en el borde
de la piscina. Echo de nuevo a Jerome hacia abajo y lo abrazo y empiezo a notar
los pequeños rayos por mi estómago. Cierro los ojos, espero que Nina nos cubra
con alguna especie de burbuja o pompa. Recuerdo que practiqué un ejercicio de
proteger a mi acompañante en apuros como éste, pero no llegué a profundizar el
aprendizaje en la actividad. Espero hacerlo bien, sobre todo por Jerome. Abrazo
a Jerome tan fuerte que él se mueve un poco.
Venga. Probemos. Noto los rayos bailando en mi
estómago, más tarde en los brazos y por último en los pies. Abro los ojos un
momento y veo que el campo de fuerza no está... ¿o si pero es agua y no se
nota? Da igual, necesito descargar la energía ya o Jerome puede morir por tener
contacto con mi cuerpo mientras se está cargando. Cierro los ojos de nuevo,
rezando para que no le ocurra nada a Jerome ni Nina, pero ella está más segura.
Noto los rayos en mis dedos y los relajo, así es cómo salen de mi cuerpo. Oigo
los gritos del grifo y abro los ojos. Miro a mi alrededor y veo que el ser
mitológico no está. Nado con Jerome aún abrazado y cojo aire en la superficie.
Miro a Jerome, que tiene los ojos cerrados y el pecho no se le mueve. Me
empiezo a asustar. Algo ha fallado. Me acerco al borde junto a Nina y veo que
está pálida, aunque ella siempre se pone así cuando usa algún truco con sus
poderes. Saco a Jerome del agua con ayuda de Nina.
-¿No nos protegiste?-le digo.
-Claro que lo hice. Pero usaste demasiado fuerte y rápido tus rayos y
le debes de haber hecho algo.
-¿Está... muerto?
Nina acerca su oído al pecho y asiente con la cabeza de
manera rígida. Me asusto más.
-¡Hazle el boca a boca!-le grito. ¿Por qué le he
gritado eso? No lo quería decir... Nina me mira boquiabierta y lo único que soy
capaz de decir es:-¿No es una técnica de socorrismo? ¡Tu eres descendiente de
Poseidón! Sabrás hacer algún truco para volver a poner activo el corazón, ¿no?
Ella se queda dubitativa y después, chasquea los dedos.
-Le voy a presionar el pecho. Trae una toalla, tendrá
frío...
Salgo corriendo al vestuario de las chicas y oígo decir
a Nina “si es que se despierta”. Encuentro una toalla que por suerte se habrán
olvidado y vuelvo con Nina lo más rápido posible.
Sigue junto a Jerome, con las manos una encima de otra
presionando el pecho de Jerome. Nina para unos segundos y apoya la cabeza en su
pecho. De nuevo, vuelta a presionar. Cojo la mano de Jerome que está algo fría
y la encierro entre las mías. Nina hace un último esfuerzo y a mí se me van a saltar
las lágrimas. Nina presiona y
Jerome tose echando un poco de agua por la boca. Sonrío y se me escapan las lágrimas y Nina cae de culo en el
suelo, aliviada, suspirando.
-Lo has hecho genial, Nina-le digo y ella sonríe y se
tumba en el suelo.
Jerome se lleva la mano al pecho y tose un poco. Rodeo
su cabeza con mis brazos, aliviada. Nunca
podré agradecer lo que ha hecho Nina. Jamás.
-Vale, vale, vale... necesito aire-dice Jerome y me
aparto de él.
Mientras Jerome se recupera un poco mejor y Nina mira
si le ha pasado algo, me zambullo en la piscina de nuevo y saco la
armadura, que pesa bastante. Salgo de la piscina, sacando con dificultad la
armadura. Unas manos me ayudan a salir.
-Gracias-le digo a Nina y ella se encoge de hombros.
Seco la armadura con una toalla y la meto en la mochila,
junto a la cabeza cortada de Medusa.
Nos secamos un poco y secamos como podemos la ropa
con los secadores de los vestuarios, para no ir mojados. Este viaje nos ha
costado la vida de Jerome. Nina no tuvo la culpa, hizo la
protección. La culpa fue mía, que pensé mucho en Jerome, pero hice una gran
descarga. Nos pasamos allí
metidos dos horas. Nina ayudaba a Jerome a secarse la ropa y yo comprobaba los
daños. Nada grave, de hecho, ningún daño. Me ha extrañado el techo. ¿Cómo es
que se ha roto y luego ha vuelto a estar bien? Qué cosa más rara, pero no más
cuando me enteré de que era descendiente. Me siento en un banquillo y los
espero. Jerome aparece y se sienta junto a mí.
-¿Y Nina?
-Peinándose.
-Hoy te hemos matado-comento.-Pero gracias a Nina has
vuelto.
Él se encoge de hombros. ¿Le habrá molestado el
comentario?
-¿Cuál es nuestra siguiente parada?
Saco el mapa y lo veo.
-El número tres es la playa, pero nos coge lejos. El
cuatro está cerca de aquí. Diría que en el pueblo vecino.
-¿Qué objeto hay allí?
-El escudo de Ares. Es un centro comercial.
Guardamos silencio durante unos segundos y mientras
Nina se acerca a nosotros desde los vestuarios, pregunto.
-Jerome, ¿cuánto días nos quedan?
-Hmm... dos.
-Estoy desorientada.
-No creas. Estás en la Tierra, pero mentalmente lo
estás más o menos.
Me río y le meto un pequeño codazo.
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