La tormenta

Hola! :D

Os quería poner un pequeño texto que hice hace algunas semanas :) Comentad qué os ha parecido y aviso que dentro de un ratillo iré empezando a publicar el siguiente capítulo. Mientras lo leéis, si queréis podéis escuchar esta canción. Es Pegboard Nerds - Disconnected de un vídeo del Rubius (exactamente en el del especial de un millón de suscriptores) y además, me lo han pedido en un comentario ;)

Es pegadiza, se me ha quedado en la mente ๏_๏ Dale a más información para leer el pequeño relato ;)


La tormenta
 

La chica de ojos grises, sola en casa, espera apoyada en la mesa de la cocina con los brazos cruzados sobre el pecho a que su taza de chocolate caliente en la que tiene grabado “I ♡ New York” termine de calentarse dentro del microondas. La chica aún joven, de unos catorce años, tiene la mirada perdida por la cocina abandonada y blanca.

Se despierta de sus pensamientos que se desconocen y se acerca al microondas para ver si ha acabado de calentarse. Pero no. La taza sigue ahí, girando y girando.
Todo está en silencio, sólo se oye el microondas girando y un fuerte viento que entra por los más pequeños huecos de su casa, por debajo de las puertas, por la chimenea… Se avecina una tormenta.
La joven siente miedo por las tormentas, por eso, para olvidarse de la que se avecina y está a punto de caer sobre el pueblo diminuto en el que vive, se relaja con una taza de chocolate caliente. Y no sólo eso.

Suena el pequeño pitido de que el microondas ha acabado. La joven abre la puerta y coge su taza blanca por el asa y se marcha hacia el salón, también solitario. Pero antes se pasa por su cuarto y coge un libro grueso, de tapa roja y de aspecto viejo, pero que es totalmente nuevo.
Una vez en el salón, posa la taza y el libro en una mesa de baja altura y se acerca de nuevo a su cuarto a coger su puf de color celeste; esa ‘almohada’ redonda y gigante que es tan cómoda...
La joven lo arrastra con pereza por toda la casa hasta llegar al salón de nuevo, donde la chimenea alumbra la estancia. Ella coloca el puf a pocos pasos de la chimenea, para no ponerse en peligro por si salta alguna chispa. 

Antes de sentarse, enciende una lámpara alta que no cuelga del techo que está al fondo del salón.
Ahora sí.
La chica vuelve frente a la chimenea, coge su libro y su taza, los apoya en el suelo junto al puf y se sienta en éste. Suspira por la comodidad que tiene, por el ambiente relajado que hay, por el buen rato que va a estar sin sus padres que han salido. Un rato de relajación. Si no fuese por esa tormenta que se avecina.
Coge la taza y le da un sorbo a su chocolate caliente: temperatura justa. Como a ella le gusta, ni muy caliente ni muy fría. Normal. Justo. Abre su libro de aspecto viejo por la página en la que iba. Le queda poco.
Un trueno retumba en la habitación, como si se tratase de un tambor que suena de repente en una orquesta. La joven da un respigo, cierra los ojos unos segundos y después, da un sorbo a su taza y mira por la ventana: nubes muy oscuras, casi negras, pasan rápidamente a causa del viento. No la alivia que se vayan rápido, sabe que el agua va a caer muy pronto.

Y así es. La lluvia empieza a caer. Primero de manera suave y luego, fuerte, acompañada de fuertes truenos seguidos. Uno tras otro. Uno tras otro.
La chica de ojos grises vuelve a suspirar, intranquila. Pese a empezar a tener esa angustia, esa intranquilidad en el cuerpo, se esfuerza por relajarse, dando un pequeño sorbo al chocolate caliente para que dure más en el interior de su taza y empieza a leer, mientras la lluvia va dejando de ser fuerte y pasa a ser tranquila y los grandes tambores del cielo cesan.

Sonríe mirando el cielo gris (ya no tan negro como antes) a través de la ventana.

Sabe que está tranquila.

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