Pueees aquí os dejo el capítulo 43, el último de mi tercer libro :( Seguramente tendréis el primer capítulo a lo largo de esta semana o al principio de la que viene, porque lo tengo que leer yo, ver si todo está bien, etc ^^ No sé cuánto tardaré, pero lo tendréis pronto. Respecto a mi pequeña novela llamada "Diario de una Nefilim" puuueees, tendréis el primer capítulo cuándo acabe la encuesta que hay sobre si os gusta la idea ^^ Y antes de marcharme, os aviso de que tenéis nuevos gifs y fotos del Rubius en su página correspondiente en este blog. ¡Beshines! Y espero que os haya gustado este tercer libro :')
P.D.: Este capítulo me salió raro, pero interesante!!! :DDD
Capítulo 43: ¿Qué es real?
Todo ocurrió de forma rápida: Amberlanzó el rayo y en vez de esquivarlo, me quedé quieta y dejé que el rayo se me clavase en el hombro derecho. Amber hizo mal el rayo y no me electrocutó, hizo que se me clavase.
-¡Debió creerla!-gritó Amber.
Vi como Hermes se levantaba de su sitio junto a Ares y
tomaron la forma pequeña, en vez de gigantesca y atraparon a Amber y se la
llevaron. El dolor en el hombro vino después, un dolor como una enorme
quemadura. Me puse la mano en el hombro y apreté para que la sangre cesase,
pero fue inútil y lo que me provocó fue más dolor. Preguntas se me pasaron por
la cabeza: ¿por qué siempre salgo herida? En todos los casos que he vivido
desde el campamento, siempre he salido algo herida. Y la pregunta más
importante de todas. Por
último, asimilé que Jerome y Nina llegaban a mi lado, junto a Atenea y Artemisa
y yo me desmayaba. Sólo oí a Zeus gritar algo.
Me levanto porque mi padre me llama a voces desde el
piso de abajo.
-¡Annie! ¡Annie!-me grita mientras entra por la
habitación.-¿Es que no te has enterado?
Me levanto de la cama. ¿Ha sido un sueño? ¿No soy
descendiente... o sí? ¿Nada ha ocurrido? ¿Nina y Jerome no existen? ¿Ni el
Olimpo? No entiendo lo que me sucede, he tenido un sueño rarísimo y bastante
largo.
-¿Ha sido un sueño?-pregunto.
-Oh, vaya sí. Has tenido un sueño muy profundo. ¡Y yo
que sé! ¡Espabila o llegarás tarde!
Mi padre se va y me siento en la cama. ¿En serio? ¿No
ha ocurrido nada? Al levantarme de la cama, noto dolores en las costillas y en
el cuello y sobretodo en el hombro. Miro mi muñeca... ¡espera! ¿Y mi marca con
forma de rayo? ¿Dónde está? Cada vez estoy más convencida de que es un sueño.
Con el dolor de las costillas, me voy hacia abajo con dificultad. Al llegar
abajo a desayunar (de nuevo) me encuentro a mi madre despidiendo a mi padre
para que se vaya (de nuevo) al trabajo. Al verme, me va a decir algo, pero lo
interrumpo.
-Ya sé que existe la palabra y el objeto llamado
despertador. Ya empezaré a madrugar con las clases-digo.
-Me has leído la mente-dice y acto seguido sale por la
puerta y mi madre cierra. Me quedo allí de pie y mi madre habla.
-Venga, a desayunar cielo.
-Mamá, una pregunta: ¿no soy descendiente de ningún
dios griego?-pregunto, directa.
Ella se gira y se acerca a mí y se coloca tan cerca que
noto su corazón latir y me coge de la muñeca
-¿Qué insinúas?-me pregunta y me aprieta más de la
muñeca.
-¡Ay!-digo, me suelto y miro mi muñeca. La marca del
rayo, aparece. ¿Pero no estaba?-Esto
no estaba antes
-Lo tienes desde siempre, cielo. Creo que ya va siendo
hora de que sepas en realidad qué eres.
-¡¿Otra vez?! ¡No!-grito
-¡¡Noo!!-grito.
Me siento en la cama. ¿Un sueño? ¿Cómo...? Tengo la garganta
seca. Miro a mi alrededor.
-¿Dónde estoy?
-En la enfermería del campamento-dice una voz familiar.
-Jerome... ¿Qué ha ocurrido?
-Amber te disparó en el hombro, ¿recuerdas? El rayo te
atravesó bastante carne, así que te desmayaste y los dioses te mandaron aquí.
Se llevaron a Amber y le quitaron sus poderes y le pusieron de edad más mayor
de lo normal.
Medito. Entonces, supuestamente he tenido un sueño
donde estaba soñando que todo lo que me ha ocurrido ahora era un sueño, pero me
he despertado y el único sueño que ha habido era que estaba de nuevo en mi casa
y tenía que empezar de nuevo. Genial. La verdad es que Zeus, supuestamente me
ha creído, no he sido la ladrona y ha hecho todo eso a Amber, según Jerome.
Genial.
-¿Cómo estás?
-Me duele el hombro.
-Te quitaron trozos del rayo hace unas horas-comenta.-Luego te
tomaste unas pastillas de manera inconsciente para que cesase el dolor.
-Ah. Jerome... ¿todo ha acabado?
Él me mira y frunce el ceño, luego abre la boca y dice
lo que quiero oír.
-Todo ha acabado.
De mis ojos marrones salen lágrimas de alegría, de que
todo haya acabado, de que pueda volver a casa (al menos, eso espero) y de que
todo vuelva a estar como antes.
-Me voy a salir. El director quería verte cuando te
despertases, te han dejado ropa limpia-dice señalando con la cabeza la ropa
limpia, que como no, es el uniforme del campamento.
-No pienso ponerme eso.
Jerome se encoge de hombros y me da un beso en la
frente.
-Como veas-dice y se dirige a la puerta para salir.-Por
cierto, los dioses me mandan recuerdos para ti.
-No los necesito-comento y él se marcha.
Me quedo mirando a la ropa. Está claro que no me la voy
a poner... Me pongo de pie y veo que tengo un vestido blanco y muy fino y yo en
estas condiciones no voy a salir, así que me pondré el uniforme. ¿Qué me querrá
decir el director? Me visto y me miro el hombro. Una especie de moratón casi
negro, me cubre gran parte del hombro. Me lo tapo en seguida, es horrible, así
que salgo hacia fuera. El sol lo ilumina todo, debe de ser más de las cuatro de
la tarde. Algunos descendientes que pasan, se detienen y me mira y empiezan a
aplaudir. ¿Por qué aplauden? Frunzo el ceño y me voy hacia la gran cabaña.
Yendo hacia el establecimiento, oigo el sonido de un caballo y me giro para
buscarlo. Y lo encuentro: mi fiel amigo, el que quiso acompañarme desde
siempre, el que me aconsejó que me fuese antes de que fuese tarde... Pegaso.
El caballo alado me ve y viene corriendo hacia mí y al
llegar se inclina.
-Tu también no.
Es un gesto de honra hacia ti. Fuiste valiente ante
todo. Todos te admiran
-Pues me da igual. ¿Podemos hablar luego? Tengo que ir
a hablar con el director.
Mala espina...
-No creo. Luego hablamos-digo y me despido de él.
Sigo andando hasta la gran cabaña y no le pido a la
secretaria que le diga al director que ya estoy aquí, sino que paso
directamente, sin llamar.
-Rápido.
El director y varios monitores y enfermeros, se giran
hacia mí por mi llegada.
-Seré breve: queremos que vuelvas al campamento.
-¿Por qué?
-Te expulsamos sin pensar... nosotros, incluyendo a los
otros descendientes...
-Porque ahora soy famosa, admirada-le corto.
-¡No! No sea sí. Queremos que vuelvas, te trataremos
como a una descendiente más.
-Mentira. Me trataréis como si fuese VIP.
-Es que lo eres.
-Pues no quiero. Vuelvo-contesto y los presentes ponen
una sonrisa.-Pero con una condición, quiero que me tratéis como a una
descendiente más, como ha dicho.
Él asiente y me marcho hacia afuera sin decir nada más.
Bajando las escaleras del porche de la gran cabaña, la voz del director me
detiene.
-¡Espere!-me giro hacia él. Lo he dejado claro. ¿Qué
quiere ahora?-Cuando llegaste, la mismísima Artemisa se presentó ante mí y sin
decir nada, me dio esto-dice entregándome el arco dorado.-Debe de estar orgullosa
de tener una descendiente así.
Antes de contestar oigo que la gente se coloca cerca y
guardan silencio. Miro hacia todos y veo que entre ellos está Pegaso, Jerome y
Nina.
-Debéis, director. Debéis de estar orgullosos de
tenerme, ¿no?-digo, bajando los últimos escalones del porche.
FIN
Aunque estés nominada, te re-nomino al premio:
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