Aquí os dejo el capítulo 4 de Diario de una Nefilim, que hay poco más de una semana que no subo un capítulo :3 Quería deciros que he tenido que quitar la encuesta semanal porque, no sé qué pasa que el otro día había cinco votos y ayer salen cero votos, y hoy también D: No sé por qué ocurre esto. Así que la volveré a poner el lunes que viene para ver qué pasa... :| Nada más, espero que os guste! ^-^
*para ver el capítulo pincha en más información, como siempre :3
Capítulo 4
Abro los ojos nada más que noto que
estoy consciente. Estoy tumbada y empapada sobre una roca plana. Me incorporo
rápidamente, a pesar de que me duele mucho la espalda. Miro donde estoy, pero
sobre todo hacia arriba para confirmar lo que pienso: estamos al fondo del
acantilado, sobre la pequeña orilla que se ha formado. Miro el cielo, no deben
de ser más de las cinco. Y veo a Dan, que está sentado sobre una roca con las alas
desplegadas y estiradas. Son de un plumaje extraordinario y son de un tono
plateado. Contempla el mar, las olas que suben y bajan suavemente sobre la
arena.
Acerco las piernas al pecho y las rodeo con los brazos y lo contemplo. No sé por qué siempre
que anda cerca se me revuelve el estómago. No me gusta, lo sé, pero ya hay
veces en las que dudo. Dan muestra lo guapo que es, sólo por ser un ángel. Se
dice que los ángeles son hermosos, nunca he oído cómo lo son los nefilim.
Agito un poco las
alas para secarlas de golpe y él gira la cabeza y sonríe.
-Veo que te has
despertado-me dice volviendo la cabeza y me pongo en pie y me siento a su lado.
Nuestras alas se tocan y noto que se me encienden las mejillas un poco.-Te
avisaba de que te ibas a chocar con la pared del acantilado, hasta que lo
hiciste bruscamente. Vi que no reaccionabas mientras caías y fui y te recogí.
Un viento fuerte sopló y nos echó al agua.
Me da por preguntar
cómo que él está seco y yo algo mojada aún, pero quito la pregunta, no importa
demasiado. Por otro lado, se me viene a la mente una imagen de mí entre sus brazos y de sólo pensarlo,
se me ponen los pelos de los brazos de punta.
-¿Por qué me sigues?
-Ya nos conocemos,
Doona. Tu eres nefilim, yo soy un ángel.
-No me refería a
eso-digo negando con la cabeza y lo miro.
-Ah, ¿no?-dice
mirándome con sus ojos grises.-No te lo quiero explicar todo de golpe, me
importa más que nos conozcamos mejor. ¿Cómo sé que estás confiando en mí?
-No lo sé. Yo
también lo iré sabiendo a medida que lo hacemos-digo con una sonrisa. Pero se
me desvanece al instante.-¿Por qué tienes tanto empeño en saber cosas de mí?
Se encoge de
hombros, se levanta y extiende una mano para ayudarme a levantarme. Dudo unos
segundos, pero la acepto y me levanta de un sólo tirón y sin el menor esfuerzo. Su
piel es confortable. A pesar de que ya estamos de pie los dos, me sigue
agarrando de la mano y nos miramos a los ojos. Después reacciono y me suelto.
-Me tengo que ir,
mis padres estarán preocupados-comento y alzo el vuelo en dirección a casa sin mirar
atrás.
Los meses pasaron y Dan y yo nos
fuimos conociendo a medida que pasaba ese tiempo. Pronto llegó la primavera y
ya conocía a la perfección a Dan, pero él me decía que quería esperar. Nos
hicimos muy amigos y le di envidia a las chicas de mi clase que se quedaban
mirándolo por las mañanas. Una de ellas me preguntó por él y le contesté a lo
básico (nombre, edad...). Sólo cuándo me preguntó si estaba saliendo con él, me
quedé en blanco y dije que no rotundamente. Tampoco me olvidé de salir con las
demás (con Delly y Ce, sobretodo) y mis notas de estudios seguían siendo
buenas. Mis padres eran conscientes de que estaba por las tardes (después de
estudiar y hacer los deberes del instituto) con Dan y no preguntaban nada de él ni
si estaba saliendo (como hizo mi compañera, que me lo preguntó directamente y
sin rodeos). Los días pasaban y pronto llegó el verano y con él, terminó el
curso.
La tutora de la
clase repartió las notas el último día y tenía todo nueve y diez. Mis padres me
felicitaron y me dijeron:
-Creíamos que ese
Dan te estaba quitando tiempo al estudio, te íbamos a prohibir más salidas con
él. Pero nos hemos equivocado; siempre se puede tener tiempo para todo.
Me despedí de Delly
y Ce y prometimos quedar más de una vez este verano. Me alegró mucho que las
dos últimas semanas, se dedicasen a conocer a Dan y a las dos le gustaron
conocerlo. Como dice mi padre, siempre es bueno tener amigos y hacer nuevos.
Mi padre está en el
agua con Airan y no para de hacerles ahogadillas, aunque ella se ríe y se lo
toma como algo gracioso. El sol aprieta por la tarde. Mi madre y yo nos
refugiamos bajo la sombrilla y yo veo a través de mis gafas de sol a gente que
pasa. Mi madre se entretiene leyendo un libro.
-Es raro que no te
bañes, con lo que te gusta el agua-comenta.
-Hum... no tengo
muchas ganas ahora mismo.
Miro hacia el
acantilado. Ese lugar se ha vuelto nuestro punto de encuentro entre Dan y yo.
Distingo un tono plateado muy fuerte y sonrío.
-Creo que me voy a
dar una vuelta-le digo a mi madre-quiero moverme.
-De acuerdo,
recuerda el lugar donde estamos.
-Sí-digo mientras me
pongo en pie y me pongo mi camiseta verde pálido y memorizo el lugar.-Volveré
dentro de un rato.
Se limita a sentir
con la cabeza y me alejo en dirección al acantilado.
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