Como dije ayer, aquí os dejo el capítulo 8 de Diario de una Nefilim :3 Este es larguillo, disfrutadlo y comentad.
Capítulo 8
Salgo
del salón tras ver cómo se alejaba Dan y sigo a otro nefilim hasta que llego a
unas escaleras donde hay unos cuántos apelotonados. Veo que uno a uno despliega
las alas y sube las escaleras (amplias) con la maleta (o maletas) cargadas. Me
llega el turno y despliego las alas, cojo las maletas bien sujetas y vuelo. El
espacio entre una pared y otra es grande y cabe perfectamente dos ángeles (o
nefilim) con las alas desplegadas.
Paso el
primer tramo y llego a la primera planta, que tiene las habitaciones desde la
uno a la noventa y nueve. Subo hasta llegar a la planta correcta, donde están
las habitaciones entre la cuatrocientos y la cuatrocientos noventa y nueve. A
su vez, la planta se divide en salas grandes en la que dentro caben de diez en
diez habitaciones. Busco la que es entre la cuatrocientos setenta y la
cuatrocientos ochenta. Entro en la sala y veo que todas las puertas de todas
las habitaciones (ya, dormitorios) están abiertas. Oigo voces procedentes de la
habitación cuatrocientos setenta, la mía y me dirijo con paso decidido.
Tras
entrar la puerta se cierra tras de mí y las dos voces (femeninas) que hay paran
de hablar. Pliego las alas y me meto por el corto pasillo principal que hay en
el que tiene una puerta que da al cuarto de baño y de fondo, veo un gran
ventanal que da a un balcón con tres macetas colgando.
Giro la
esquina y no puedo evitar esbozar una sonrisa.
-¡¿Doona?!
-Ce,
Naty-comento con la voz un poco inaudible.
Las dos
se echan sobre mí y me abrazan. Las tres desplegamos las alas y contemplo las
de ellas; la de Naty (es una amiga de mi clase, como Ce y Delly) son de un
blanco muy inmaculado y con un toque de rosa pálido; mientras, las de Ce son
también del blanco de Naty y con un toque lila claro en las puntas.
-¡No
sabía que erais nefilim!-exclamo.
-Nosotras
dos sabíamos que nosotras lo éramos y guardábamos el secreto. Pero no sabíamos
que tú también lo eras. Ni Dan, claro-contesta Naty.
Nos
damos otro abrazo de la alegría que contenemos. No podemos evitarlos.
-¿Cómo
os habéis unido?
-Arriane-dicen
las dos a la vez.
-¿Arriane?
-La
chica de pelo moreno del escenario. Convenció a nuestros padres de que
viniésemos a pasar un verano 'agradable' junto a más nefilim.
-¿Vuestros
padres saben lo que sois?
-Sí-dicen
de nuevo las dos a la vez.
Nos dan
el resto del día libre para 'familiarizarnos' con el lugar y nos dicen que han
creado un escudo alrededor de la zona para que no salgamos. Las tres hemos ido
a ver el comedor, los patios (o zonas) donde se practicará la lucha cuerpo a
cuerpo, desarrollar los distintos poderes que tenemos, etc. y una clase normal.
Las clases no los daremos todos al mismo tiempo, obviamente. Nos clasificaremos
según nuestra habitación y el grupo en el que estamos, es decir, grupos de diez
por tres, treinta ángeles en un grupo (aproximadamente).
No he
vuelto a ver a Dan y noto un dolor en el pecho. ¿Saben Ce y Naty que estoy con
Dan? Quedaron asombradas cuando les dije que iba a saltarme la primera hora
aquel día de clase con él.
Por la
noche, volvemos a nuestra habitación y mientras cojo las cosas para ducharme,
veo que Naty mete su ropa en un armario. Toda la ropa que tiene debe de ser una
talla o dos mayor que la suya original. Qué cómoda. Ce sale del baño con su
pelo pelirrojo mojado y se lo seca a medida que llega a nosotras.
-Me
toca-digo y me meto en el baño.
Me
ducho rápida y salgo con el pijama puesto, que es una camiseta azul marina
grande y de manga corta y unos pantalones grises cortos. Me seco el pelo con el
secador que me ha prestado Ce y luego, se lo devuelvo.
-Tienes
el pelo muy largo-me dice con una sonrisa y me toco las puntas que me llegan
casi a la cintura.
Naty
sale con el pelo seco (he oído el ruido del secador) y veo que tiene algunas
mechas rosas que antes no tenía.
-¿Y
eso?-digo señalándolas.
-Me las
acabo de hacer, ¿os gustan?
Ce y yo
asentimos.
Hay una
parte de la habitación que es una cocina, solo consta de una encima, un
frigorífico pequeño, un horno y un microondas. Y unos muebles sobre la pared.
Ce empieza a preparar espaguetis y Naty y yo ponemos la mesa cuadrada que hay.
Cenamos bien y luego, a la cama. Naty duerme en el centro, Ce al lado junto a
la pared y yo junto al ventanal. Me duermo enseguida y sueño que salgo ardiendo
por un extraño motivo que no sé. Me despierto agobiada y con mucha calor, así
que decido salir al balcón y que me de el aire. Son las tres pasadas. No estaré
más de diez minutos, quiero descansar. Me apoyo en la barandilla tras salir y
cerrar el ventanal en silencio. Ninguna de las dos se ha despertado. Me quedo
mirando el cielo que hoy, rara vez, tiene muy pocas estrellas.
-Pss...
Miro a
mi alrededor en busca de quién ha hecho ese ruido, pero debe de ser
alucinaciones mías. ¿Quién puede estar despierto a estas horas?
-Doona.
Busco
de nuevo y miro hacia abajo y Dan me sonríe mostrando sólo la cara.
-Baja-me
dice. Despliego las alas y bajo siguiéndolo hasta que tocamos el
suelo.-Salgamos fuera del campo.
Volamos
cerca del suelo por la noche y noto una presión en mi cuerpo cuando salgo del
campo que hay que cubre a toda la casa. Dan saca del bolsillo de sus pantalones
negros un mantel grande y de color azul claro y lo extiende en el suelo, se
quita los zapatos (y calcetines blancos) y se sienta sobre él. Yo como voy
descalza, me siento directamente en él.
-Después
de esta mañana, no te vi-le digo y me siento de espaldas a él, pero no se
resiste y me arrastra hasta él rodeándome por la cintura. Luego, me aparta el
pelo del cuello hacia un lado y apoya su cabeza sobre mi hombro, haciendo que
huela su pelo rubio que huele bastante bien.
-Estaba
ocupado.
-No me
digas-contesto con una sonrisa mientras le miro y él me devuelve la mirada.-No
aguanto mucho sin ti.
-Dímelo
a mí-contesta y me besa.
Nos
llevamos así minutos hasta que ve que estoy cansada y me deja dormir. Pero en
el lugar en el que estamos. Mientras nos besábamos he acabado encima de él.
Miramos los dos hacia la misma dirección y mientras me susurra cosas y me
acaricia el pelo con una mano en la cintura, me quedo dormida, con la cabeza
apoyada en su brazo. Dormiría así todos los días.
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