Aquí os dejo un capítulo más, espero que os guste y no olvidéis comentar!! :DD
Capítulo 17
Me pide que espere y luego, tras
esperar unos minutos, vuelve a la ventana y se asoma. Mira a los lados pero
hacia el suelo y rápidamente me pasa como puede una bolsa negra.
-Dentro
hay ropa mía que te puede camuflar bien. Vístete y luego, mete la ropa en la
bolsa, tienes que enrollarla y espera a que llegue a por ti-dice y acto
seguido, baja.
Apoyo
la oreja en la puerta de hierro y, al no oír pasos cerca me quito la ropa
rápidamente y me pongo la que viene en la bolsa. Me está un poco grande, pero
no pasa nada. Son unos pantalones negros, unos zapatos de lona también negros y
una camiseta gris. Además, trae un gorro para cubrirme el pelo. Me lo pongo
todo y me meto el pelo bajo el gorro, dejando dos o tres mechones de pelo por
fuera para que nadie sospeche. Meto mi ropa dentro de la bolsa negra y empiezo
a doblarla. Ésta empieza a encoger un poco hasta que no puede más y es un
paquete pequeño negro. La puerta se abre de golpe, tras oír la cerradura y
entra el chico, que es un poco más alto que yo y viste de color negro
(totalmente).
-Has
hecho bien en guardar las alas. No las despliegues, claro-dice cruzados de
brazos.-No hay mucho tiempo, ponte estas gafas-comenta y me pasa unas gafas
negras y de cristal cuadrado.
-Pero,
yo tengo la vista bien, me podría marear.
-El
cristal no está graduado. Simplemente se las he cogido a un chaval de mi
habitación que se las pone por poner-comenta con una sonrisa y se encoge de
hombros.
Me
pongo las gafas y es verdad lo que dice. Luego, cierra la puerta y hace unos
gestos con las manos y sobre la cama, aparece una yo vestida como iba y mirando
a la pared.
-Es mi
poder, puedo hacer un holograma cuando conozco a alguien o simplemente, a quién
imagino-explica.
Rápidamente,
me pide que le siga.
Ambos
vamos con aire normal y con paso rápido, pero no para sospechar. Nos cruzamos
con varias personas a la que Maug saluda con la mano y una sonrisa, pero no nos
paramos, seguimos. Cuando veo claridad en el suelo a pocos metros de mí (sólo
hay que girar una esquina), Maug me da un codazo y sonríe.
-Qué
suerte hemos tenido-comento en susurro-no hemos visto a Cam ni a ningún otro.
-Oh,
no-comenta él cuando vemos que un chico de su altura (más o menos) gira una
esquina.
Es
rubio y de ojos verdes. No he visto casi nunca a un chico así. De piel es
morena, como Dan.
-Hola
Maug-le dice y Maug le hace un movimiento de cabeza.-¿Qué haces con esta chica
por aquí? Nunca te he visto-dice y me mira.
-Es una
amiga. Venía a visitar a Molly y me ha pedido que la saque.
-¿De
Molly? Hum... no creo que esa chica tenga muchas visitas, pero, en fin.
-No
hables así de ella, es una maestra nuestra-espeta Maug y el chico pone una
mueca.-Me tengo que ir.
Seguimos
nuestro camino y me giro unos segundos a mirar al chico rubio. Pone una mueca
de sorpresa y abre muchísimo los ojos, parece que se le van a salir de la cara.
¿Se habrá dado cuenta? Da unos pasos vacilantes, niega con la cabeza y yo
vuelvo la cara y giramos la esquina. Salimos a una especie de plaza de piedras
oscuras en el suelo y a pocos metros, hay una verja de hierro que da a las
afueras de este lugar.
-No te
entretengas más. Cuándo me vaya, cuenta hasta cinco y te marchas hacia la verja
sin correr. No puedo hacer nada más, si te pillan, no tengo nada que ver,
problema tuyo.
Asiento
con la cabeza.
-Muchas
gracias, Maug. Te estaré muy agradecida-le digo y le extiendo la mano, que él
con una sonrisa estrecha felizmente.
Luego,
hace un movimiento de cabeza, gira sobre sus talones y gira rápidamente la esquina.
Empiezo a contar.
Uno....
Dos... Tres...
Doy
unos pasos hacia delante.
Cuatro...
Doy
muchos más. Casi junto a la verja. De reojo veo que unas alas doradas se
acercan. Cam. Retrocedo rápidamente. Me escondo en la esquina y no veo rastro
de Maug y del otro chaval, de nadie más. Me asomo y contemplo que no es más que
una chica que se dirige rápidamente hacia el otro lado. Parece tener mucha
prisa.
Empiezo
a contar de nuevo, sin moverme desde la entrada.
Uno...
Dos... Tres...
Miro a
los lados.
Cuatro...
Doy un
paso hacia delante.
Cinco.
Empiezo
a andar hacia la verja de modo tranquilo. Noto mis alas dentro de mi espalda,
ardiendo, ansiosas por salir por esas pequeñas cicatrices e irme de aquí y no
volver más. Ni aquí ni a la casa.
Llego a
la verja.
La abro
despacio, empujándola suavemente para no hacer ningún ruido, pero es inútil,
chirría demasiado por el suelo. El sonido es desagradable, así que es mejor
abrirla de golpe.
Lo
hago. Ningún sonido. Miro a los lados y como no veo a nadie, pongo una sonrisa
y despliego mis alas, que crean una ráfaga de aire. Alzo el vuelo.
-¡Vuelve!
Me
detengo una milésima de segundo en el aire. Giro la cabeza. Un destello dorado
se acerca velozmente. Esta vez no me equivoco:
¡Cam!
No hay comentarios:
Publicar un comentario