Aquí os dejo el último capítulo de la primera parte de esta historia.
Espero que os guste mucho ^-^
Capítulo 25
Me prepara un recipiente con agua
caliente y una esponja (y un bote de champú, claro) y se va a buscar un vestido
que le suelen poner a los enfermos. Esos vestidos celestes o blancos o de
cualquier color claro que se le ponen a los ingresados en hospitales. Le quito
su ropa despacio, aunque la camiseta negra que lleva se la tengo que romper por
la espalda para que no le haga daño en las alas (la ropa interior se la dejo
puesta). Despacio y cautelosamente, le paso la esponja por el cuerpo y a veces
se estremece, pero aún así no paro y consigo quitarle suciedad que le ha
ocupado parte del cuerpo, como arena, un poco de polvo... Dan llega a los pocos
minutos con un vestido celeste casi blanco y veo que a plegado las alas. Me
ayuda a vestirla como podemos por las alas. Al final hemos tenido que rajar un
poco la tela y pasarla por las alas con cuidado.
-Cerca
de aquí hay una habitación por si alguien se ponía en grave estado. Airan
tendrá para ella toda esa habitación.
Asiento
con la cabeza. Va a ser lo mejor. Dan la lleva entre sus brazos y la acurruca
con él como si se tratase de un bebé o de una niña pequeña que se acaba de
dormir.
En los
pasillos, no hay nadie, todos se deben de haber ido. Al recorrer el pasillo y
otro más estrecho, llegamos a una puerta blanca y Dan anuncia que es aquí. La
abro y no es más que una habitación de paredes blancas y suelo azul oscuro, con
una ventana que da al patio que se veía desde la enfermería. Destapo la cama y
Dan tumba despacio a Airan, de lado, porque si la tumbamos boca arriba las alas
no desparecerían y el antídoto no haría efecto. Delante de la cama, hay un sofá
grande y del color del suelo, aunque sólo un poco más claro. Junto a la cama,
hay una mesita con un jarrón lleno de tulipanes rojos que dan al aire un aroma
agradable. Me siento en el sofá.
-Te
dejaré a solas. Si ocurre algo avisas.
Acto
seguido, sale.
Pasan los días y no he salido de la
habitación. Apenas he comido, pues la comida que me traen o la rechazo o me
como la mitad. Airan parece mejorar: las alas se le encogen cada vez más y se esconden
en las cicatrices. Las heridas que tenía por el resto del cuerpo se han curado
totalmente y a veces se ha despertado y me he acercado. Ha preguntado varias
veces que dónde estaba pero yo la obligaba a dormir por temor a que eso sea
efecto del antídoto (ya que se pierde todo tipo de recuerdos acerca de lo que
ha aprendido de los ángeles y de su vida convertida en nefilim) y yo podría
haber arruinado ese efecto.
Hoy me despierta Dan. Me he quedado
dormida en el sofá.
-Tienes
que ver algo-comenta tapando la parte de la cama colocándose delante mía y con
sus alas desplegadas.
Se
quita colocándose en un lado y contemplo el cuerpo de Airan. Está boca arriba,
sin alas y totalmente nueva.
-Ya no
es nefilim-susurra.-Ahora duerme como si se estuviese echando una siesta.
Cuando se despierte, no recordará nada sobre los ángeles ni sobre su vida en
nefilim. He pensado que mejor sería que, cuando se despiertes, le explicases
que eres nefilim y dónde está. Y que guarde el secreto. Luego, llévatela a
casa, esta noche. Yo mismo os acompañaré. Tómate tu tiempo.
Me da
rápidamente un beso y se marcha, de nuevo. Miro por la ventana y veo que el sol
ya está bajo, aunque aún no atardece. Me acerco al borde de la cama y doy
pequeños empujoncitos a mi hermana, que primero frunce el ceño pero después se
mueve.
-Eh-le
digo con una sonrisa y ella se incorpora un poco en la cama.
-Doona-me
llama y mira a su alrededor. Frunce el ceño y un poco asustada,
pregunta:-¿Dónde estoy?
-Verás,
te tengo que explicar algo y quiero que guardes el secreto y que no me
interrumpas, ¿vale?
-Vale.
Le
cuento que desde que nací he tenido alas (y se las muestro) y que he sido
nefilim. Le he explicado qué es nefilim, dónde está y varias cosas sobre la
gente que hay aquí. No ha comentad nada, a veces ha abierto mucho los ojos o ha
fruncido el ceño. Me hace sus preguntas, cómo por ejemplo por qué a ella la
convirtieron en nefilim, pero no le he podido contestar, es demasiada
información.
-Airan,
pase lo que pase, no le cuentes a nadie lo que te he dicho. Absolutamente nada.
Ni que tengo alas ni lo que soy.
-¿Papá
y mamá lo sabes?
-No lo
sé, pero no podemos arriegarnos.
-¿Qué
va a pasar ahora?-pregunta mirando hacia abajo. Seguro que piensa en lo que le
he contado, porque le he metido un poco de la pequeña “charla” (he dicho
charla, no batalla para explicárselo).
-Te voy
a llevar a casa.
Airan
pone una media sonrisa y parece aceptar.
Las estrellas nos miraban mientras
la ciudad sonreía.
Airan
tiene un poco la risa floja mientras la llevo acurrucada entre mis brazos y Dan
vuela junto a nosotras. La hemos liado un poco; Dan no quería que nadie más
saliese de la casa, así que hemos planeado en borrarle la mente a mis padres en
la parte en que aceptan que Airan se vaya fuera de casa en verano. Dan ha grabado
en un MP4 la voz de otro nefilim que es capaz de meterse en la mente y
toquetear lo que quiera, meterle cosas o borrarlas de la mente. Llegamos a la
calle donde Airan y yo vivimos y hemos visto que ya es más de media noche.
-Añoraba
este calor del sur-comento aterrizando frente a mi casa.
-¿Seguro
que tus padres están dormidos?
-Seguro-contesta
Airan de mi parte.-Papá mañana trabaja y mamá se habrá quedado dormida en el
sofá viendo la televisión.
Dan le
sonríe.
Contemplo
la ventana del cuarto de Airan y veo que tiene la ventana encajada. Entramos
por ahí.
-Yo iré
a buscar a tus padres y a hacer lo que debo-susurra Dan.-Que Airan se duerma.
Asentimos
en silencio y Dan sale del cuarto y cierra la puerta. Mi hermana saca del cajón
un pijama naranja claro y se lo pone inmediatamente, dándome el vestido de la
enfermería que tenía. Dan llega y dice un breve “listo” y sale por la ventana.
Mientras Airan destapa la cama, yo le enchufo el ventilador y abro las
ventanas. Me acerco a ella, para despedirme.
-Doona,
¿volverás cuando acabe el verano?
-Claro.
Las clases empezarán pronto. Me tengo que ir, nos veremos dentro de unos días,
¿vale? Y no cuentes nada, por favor-ella pone los ojos en blanco y asiente con
la cabeza sobre la almohada.
Le doy
un beso en la frente y despliego mis alas de espaldas a Airan para que la
ráfaga que provoco le de aire. Justo cuando voy a salir por la ventana, con un
pie fuera, Airan me llama.
-Doona-le
miro-¿daremos otro vuelo juntas?
Le
sonrío.
-Suena
bien-comento y hago como que me lo pienso.-Lo haremos.
Salgo
hacia fuera junto a Dan que me espera en el aire y volamos de nuevo hacia la
casa. La pregunta de mi hermana suena en mi cabeza.
<<¿Daremos otro vuelo juntas?>>
Y la
mía contestando.
<<Suena bien. Lo haremos>>
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