Hoy os dejo la segunda parte del texto Querida mamá, en cuanto el ordenador me permita otra vez poder usarlo en condiciones, subiré la tercer y última parte de este breve texto. Veo que ha recibido muchas visitas (cerca de 100), y eso me alegra verlo, porque creía que la mayoría había perdido el interés en el blog por falta de actividad xd
Bueno, aquí os lo dejo :3
Espero que os guste n.n
Por supuesto, para leerlo hay que pinchar en más información ûwû
El chico me miró unos segundos cuando entré, pero no intercambió
palabras conmigo. Mamá, el chico debió de ser fuerte en su día. Ahora unos
pelos negros le caían sobre la frente, y estaba bastante débil y muy delgado.
Me gustaban sus ojos azules. ¿Recuerdas cuando fuimos a visitar a la tía, que
vivía junto al mar? Pues los ojos del chico eran del mismo color que aquellas
aguas. Eran muy bonitos. Nunca los olvidaré.
Al quinto día, cuando nos trajeron la comida, el chico me miró y lo contemplé también, y me sonrió.
- Hola-me saludó.-¿Cómo te llamas?
Al quinto día, cuando nos trajeron la comida, el chico me miró y lo contemplé también, y me sonrió.
- Hola-me saludó.-¿Cómo te llamas?
- J-Jodie...
- Y soy Alistar-me dijo y sonrió de nuevo.
No intercambiamos muchas más palabras, pero a lo largo de los días, nos fuimos conociendo poco a poco. Y nos hicimos amigos. Una mañana, el comisario, el jefe de todo aquello, se acercó a nuestra celda mientras nosotros dos hablábamos, y anunció que al cabo de dos días llevarían a la horca a Alistar. Vi la reacción del chico, y simplemente, se puso pálido. No se asombró ni nada, quizá llevaba esperando ese día... El comisario nos observó, sonrió con malicia y me dijo que yo estaría presente para ver su muerte. A mí al menos, se me descompuso la cara al oír esas crueles palabras.
- ¿Por qué te van a llevar a la horca?
- Y soy Alistar-me dijo y sonrió de nuevo.
No intercambiamos muchas más palabras, pero a lo largo de los días, nos fuimos conociendo poco a poco. Y nos hicimos amigos. Una mañana, el comisario, el jefe de todo aquello, se acercó a nuestra celda mientras nosotros dos hablábamos, y anunció que al cabo de dos días llevarían a la horca a Alistar. Vi la reacción del chico, y simplemente, se puso pálido. No se asombró ni nada, quizá llevaba esperando ese día... El comisario nos observó, sonrió con malicia y me dijo que yo estaría presente para ver su muerte. A mí al menos, se me descompuso la cara al oír esas crueles palabras.
- ¿Por qué te van a llevar a la horca?
Me miró y sonrió triste.
- Quieres saber porque estoy aquí, ¿no?-asentí-simplemente, por amor a una madre.
Me costó trabajo entenderlo, pero tras muchos días después, comprendí que quizá él también perdió a su madre porque la mataron, y él se vengó.
- Quieres saber porque estoy aquí, ¿no?-asentí-simplemente, por amor a una madre.
Me costó trabajo entenderlo, pero tras muchos días después, comprendí que quizá él también perdió a su madre porque la mataron, y él se vengó.
Al día siguiente, a
la noche, un guardia se puso en la puerta de nuestra celda para vigilarnos, ya
que al día siguiente a la mañana ahorcarían a Alistar. A mi amigo ya se le veía
sin ganas de nada, apenado y bastante apagado, como si ya no le importase nada.
Pero me miró desde la otra punta de la celda y luego me susurró:
- ¿Ves las botas del guardia?-miré los zapatos del hombre y
asentí.-Dentro tiene un pequeño cuchillo. ¿Crees que serás capaz de sacarlo?
Me puse nerviosa. Quizá tenga un plan. Asentí de nuevo y me acerqué con sigilo al guardia, y despacio saqué un pequeño cuchillo de sierra.
- Mañana, te pondrán unas cuerdas en las muñecas (lo he visto ya varias veces)-me dijo.-Cuando estés un poco más aislada, sabrás lo que tienes que hacer.
Me puse nerviosa. Quizá tenga un plan. Asentí de nuevo y me acerqué con sigilo al guardia, y despacio saqué un pequeño cuchillo de sierra.
- Mañana, te pondrán unas cuerdas en las muñecas (lo he visto ya varias veces)-me dijo.-Cuando estés un poco más aislada, sabrás lo que tienes que hacer.
A la edad que tenía, no lo entendí muy bien, pero asentí de
todas formas, y luego me acerqué a él y me abrazó, para dormirnos. Lo echaría
de menos cuando mañana ya no esté con él. Ya no era mi amigo, sino que en pocos
días lo traté como un mejor amigo, aunque él me trataba y me hablaba como si
fuese su hermana pequeña. Eso me gustó.
A la mañana, el comisario nos despertó con su voz ronca y tres guardias nos cogieron y nos ataron las muñecas con unas cuerdas, como Alistar me dijo. Yo llevaba el pequeño cuchillo escondido debajo de la ropa.
A la mañana, el comisario nos despertó con su voz ronca y tres guardias nos cogieron y nos ataron las muñecas con unas cuerdas, como Alistar me dijo. Yo llevaba el pequeño cuchillo escondido debajo de la ropa.
Junto a más prisioneros, salimos hacia el exterior. Me obligué a
cerrar los ojos porque el sol me resultaba bastante molesto, y no podía abrir
los ojos, hasta unos minutos más tarde.
Sobre un escenario, estaba el comisario y hablaba de cosas sobre
delitos, y uno a uno, fue llamando a los prisioneros, que iban subiendo para
que le colocasen la soga alrededor del cuello. Antes de que llamasen a Alistar,
mi amigo me dio un beso en la frente.
- Recurda eso, ¿vale?
Asentí y luego el subió arriba. Un guardia me empujó hacia una sombra y se puso delante mía, pero dejándome ver. Uno a uno, iban siendo colgados los cuerpos de los prisioneros. Alistar me miró con cariño y tristeza, y me sonrió. Supe que era el momento de ser libre.
Asentí y luego el subió arriba. Un guardia me empujó hacia una sombra y se puso delante mía, pero dejándome ver. Uno a uno, iban siendo colgados los cuerpos de los prisioneros. Alistar me miró con cariño y tristeza, y me sonrió. Supe que era el momento de ser libre.
No por mí, sino por él.
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