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domingo, 16 de septiembre de 2012

Capítulo 3

Hola! ^^ Hoy, como asunto final, os dejo el capítulo 3. Espero que os guste. ¡Ah! Ahora intentaré subir una foto por cada capítulo, una foto que esté relacionada con el capítulo ;) Besos! :)



Capítulo 3

Mi madre y yo paramos de comer y nos miramos, ambas con los ojos con una expresión triste. ¿A qué viene este informe desde el Capitolio? ¿Ocurre algo malo? Que yo sepa, nunca han hecho un informe antes del Día de la Cosecha, y si lo han hecho, no lo sé. El presidente Snow, con su pelo blanco y barba blanca, aparece en la tele, a punto de mover sus labios carnosos. Nunca me ha caído bien este hombre. He oído que en otros lugares del mundo, existe una persona llamada Santa Claus y según he oído, tiene un aspecto muy parecido al presidente. 
-Estimados telespectadores, os hablamos desde el Capitolio, recordando que mañana se celebra el Día de la Cosecha-empieza a hablar y a mí se me para el corazón cuando oigo sus palabras. No me acordaba de mañana.-Queremos que nuestros futuros tributos esté bien despiertos mañana para ver quiénes son los más afortunados que representarán a su Distrito en estos 68º Juegos del Hambre-dice terminando así su pequeño discurso.
Suena el himno del Capitolio y vuelven a poner el programa que estábamos viendo. La cena se acaba aburrida y triste, porque mi madre no quiere sacar el tema, sabe que estoy asustada. Me levanto de la silla y recojo la mesa. Mi madre me interrumpe diciendo que ya la recoge ella y me manda a la cama, dándome un beso en la frente y deseándome dulces sueños, aunque sé que esta noche apenas dormiré. 

La noche termina y por mi habitación entran ya algunos rayos de sol. He tenido la misma pesadilla en la que salgo de tributo. Si este año no salgo como tributo, esa pesadilla desaparecerá hasta el año que viene, y hoy dormiré en paz, sabiendo que no me ha tocado salir este año. Me levanto de la cama y veo a mi madre, que está igual de seria que yo.
-Te he preparado el baño, cuando salgas, ya tendrás la ropa lista. He elegido tu favorita-me dice.
Asiento con la cabeza y me meto en la bañera. El agua está templada.
-Gracias-musito para mí misma al saber que mi madre ha calentado un poco el agua.
Me quedo largos minutos y me salgo, me seco un poco el pelo y me meto en mi dormitorio, con la cama hecha y empiezo a vestirme. Me pongo un vestido verde claro y de calzado, unas sandalias negras. Me seco todo lo que puedo el pelo y me lo cepillo. Me hago mi cola de siempre. Me encuentro a mi madre abajo, en el salón, sentada en una silla y nos disponemos a salir.
-Te espero en la plaza dentro de unos minutos-me dice, me da un beso en la frente y se marcha.
Me dirijo ha casa de Julie y se abre la puerta, pero aparece el padre. Me dice que se ha ido ya ha la plaza. Me voy hacia la plaza del Ayuntamiento. Me voy a la fila donde todos los niños tienen cara seria y están tristes. La fila es para que te fichen con un pequeño pinchazo y ponerla en un pequeño cuadrado de un cuaderno. Hay niños tristes, llorando o incluso tan pálidos y blancos como la leche, debido a que están asustados. Por fin me toca y el agente de la paz, que está sentado en una silla con un aparato en la mano, me coge la mano y elige el dedo índice.
-Nombre y edad.
-Debbie Packet, quince años-contesto.
Asiente con la cabeza y busca mi nombre en el grupo de quince años. Me pincha con el aparato y coloca mi dedo en el cuaderno. Me voy entre las niñas de mi edad. Ya hay bastantes y me coloco al lado de una chica un poco más baja que yo, con el pelo rubio y rizado y ojos marrones. Me quedo allí de pie, nerviosa esperando a que todos los niños y niñas estén. Julie se coloca en un segundo al lado mía y no dice nada. Por fin suena el himno del Capitolio y delante de la gran pantalla, aparece una mujer llamada Clare Ross y siempre aparece el Día de la Cosecha para sacar a los tributos. Este año, la mujer lleva la piel de color rosa pálido y un vestido morado y plateado que brilla y que le llega por la mitad del muslo de las piernas. Desde mi punto de vista, el pelo lo lleva de color morado y rosa, con tirabuzones plateados, a juego con su vestido. Se nota que es una mujer del Capitolio. Se sube al altar del escenario, que está entre las dos urnas, donde están nuestros nombres, en uno el de las chicas y en el otro el de los chicos.

Se ajusta un poco el vestido y le dice algo al hombre que hay detrás suya. Hay tres silla: una para el alcalde (que se encuentra sentado ahora mismo), otra silla que está vacía y una silla que es la de Clare Ross. En la gran pantalla aparecen grabaciones de otros Juegos del Hambre, son horribles y cada vez estoy más nerviosa. Suena por última vez el himno del Capitolio y la mujer empieza hablando.
-¡Bienvenidos, bienvenidos a los 68º Juegos del Hambre! ¡Qué emocionante es ver hoy a todos estos valientes tan guapos y guapas y que uno afortunado y afortunada saldrá tributo este año para aparecer en estos Juegos! ¡Qué emocionante, sí, sí!-dice sonriente y bastante emocionada, para la gente del Capitolio, los Juegos es una diversión televisada, aunque después le cogen cariño a los vencedores.-Bueno, el tiempo corre y tenemos que coger a nuestros tributos de este año que representarán a este Distrito- Este años, daremos un giro a la tortilla, ¡empezaremos por los chicos! Y después, las chicas-dice. 
Se baja y se dirige hacia la derecha, donde está la urna de los chicos. Mete la mano entre aquellos trozos de papel y la deja unos segundos. De golpe, saca un trozo de papel y vuelve a su sitio y anuncia:
-¡Taylor Hearworth! ¡Qué emocionante! ¡Nuestro valiente que se acerque al escenario, por favor!
Giro la cabeza hacia todos los chicos que se miran, algunos aliviados al saber que un año más, no saldrán en los Juegos y otros que se quedan aún pensando en el nombre que ha salido. Por fin, aparece un niño de baja estatura, delgado de pelo marrón y ojos oscuros que sale asustado de su grupo de niños. Es del grupo de los trece años. Dos agentes de la paz lo escoltan mientras van en dirección al escenario.
-¡Esperen! ¡Esperen!-grita alguien del grupo que tengo al lado mía, también de los quince años. El chico llamado Taylor se detiene y gira la cabeza.-¡Me ofrezco voluntario como tributo!-grita.

Se abre paso entre los agentes de la paz y ésto se llevan al niño de trece años y llegan otros dos para escoltar al nuevo tributo. ¿Cómo es capaz de salir tributo? ¿Está de broma o es en serio? Salir de tributo es algo serio. El nuevo tributo es de mi altura, moreno. No han puesto quejas sobre el asunto y el chico llamado Taylor no dice nada, pero estalla a llorar. El nuevo tributo alcanza su sitio en el escenario. 
-¿Cómo te llamas?
-Max Hearworth-dice el chico con voz temblorosa.
-¡Oh! ¡Debes de ser el hermano de ese pequeño! Has sido muy valiente al protegerlo-dice con una sonrisa. 
Aún se oye los gemidos del pequeño, pero van disminuyendo.
-¡Muy bien! ¡Hora de elegir a nuestro tributo chica!-dice y Julie me agarra fuertemente de la mano.
Ahora el corazón me va a mil por hora. La mujer se acerca a la urna de las chicas y mete la mano unos segundos en la urna y saca el papel de golpe. Hace eso todos los años. Vuelve a su sitio y mienta desdobla el papel, Julie me dice:
-Que no sea tu nombre.
-Que no sea tampoco el tuyo-contesto. 
Miro a Julie, que cierra los ojos y yo le aprieto un poco más la mano. Clare Ross, con voz alegre, traga saliva y dice:
-¡Debbie Packet!

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