Capítulo 12

Hola! ^-^

A pesar del mal tiempo que hace (donde yo vivo, ahora mismo está lloviendo) siempre es bueno tener a mano una taza de chocolate caliente, sentarse en un puff, con la chimena encendida y leer este capítulo mientras escuchas la lluvia caer y la música de este blog ~w~

¿Verdad? :) A mí siempre me ha gustado eso, lo malo es que no tengo puff y no me hace mucha gracia el chocolate caliente xD Haha, en fin, aquí os dejo el capítulo 12. Y si estás estudiando mucho, descansa un poco, que también es malo estudiar tantas horas seguidas ;3

Capítulo 12: Aprendizaje

El centro comercial... Jerome y Nina están delante mía. Me separo de nuevo de mi otra yo, como en los sueños que he tenido. No hay absolutamente nadie en el centro comercial, bueno, es un supermercado mejor dicho. Los tres andando con mucho cuidado y se paran en las esquinas de cada estante, mirando a los lados, pero luego continuan. De repente, se oyen gritos fuertes que dejan caer algunas cosas de las estanterías. Jerome saca una espada y a Nina le aparecen unas nubes de agua que cubren sus manos hasta las muñecas. Miro a mi otro yo, que carga el arco con una flecha. ¿No era un rayo? 

Se oye de nuevo esos gritos que te destrozan los oídos y que dejan caer latas y botellas de las estanterías. Los tres se paran de golpe y miro hacia donde Nina (que va en cabeza) tiene la vista clavada: a lo lejos, en el suelo, una especie de cuchilla bastante afilada llama nuestra atención. ¿Qué es?

Me levanto aturdida, pero sin moverme. Cómo los últimos sueños que he tenido, no recuerdo del que me acabo de despertar. Me giro en la cama, cerrando los ojos. Noto que me encuentro mejor, con la sábana fina encima mía. Muevo los pies bajo las sábanas para estirarme poco a poco y noto un bulto cerca mía. Abro los ojos de golpe y resulta ser Jerome, que duerme plácidamente con la cabeza hacia mi lado. Está por fuera de las sábanas, no se ha tapado. Me intento levantar sin que se despierte, pero no sirve de nada. Jerome abre los ojos, me mira y sonríe.

-Hola-susurra.

-Hola. ¿Has dormido bien?

-Me diste envidia mientras te recuperabas. ¿Ya estás mejor?

-Sí, gracias por haberte quedado-conesto y él se encoge de hombros como puede.

-Iba a salir, quedarme fuera y cuando creyese que ya estarías dormiría, entraría y me quedaría.

Sólo soy capaz de darle una sonrisa. Me doy cuenta de que estamos muy juntos, tumbados en una cama individual.

-¿Crees que... habrá... venido alguien?-digo algo cortada.

-No, han pasado sólo dos horas. Ahora estarán a punto de acabar las clases e irse para el almuerzo. ¿Tienes ganas de comer?-pregunta y le digo que sí con un gesto de cabeza.

Voy al cuarto de baño y me cepillo el pelo, que se me ha alborotado mientras dormía. Los dos salimos de la cabaña y nos dirgimos al comedor.

-Jerome, ¿tu eres del grupo C?

-Sí, igual que tu.

-¿Qué hacías mirando por la ventana?

-Bueno, ayer no te vi, así que Nina me contó que tenías las pruebas y me quedé para descubrir a qué dioses desciendes.

-Ah. Atenea, Artemisa y Zeus.

-Zeus... Hay muy pocos que descienden de Zeus. Yo vi a un descendiente que era de Zeus, pero no conservaba grandes poderes de él. Sólo podía hacer pequeñas descargas a las personas. Era brutal-comenta.-Después, desapareció sin más... Dicen que se escapó.

Seguimos andando en silencio y suena la campana. Tuvimos que pasar por delante de la zona de tiro con arco, donde estaba Nina con un arco cargado con una flecha, apuntando a la diana. Al verme con Jerome, no se asombra mucho. Dispara la flecha, que se escapa por la pared que protege a las personas que pasean, como nosotros. La flecha sale disparada por encima de la pared de protección y viene hacia mí. Jerome se quita y me pongo nerviosa. Noto un calambre en el estómago y me aprieto la barriga, incapaz de moverme ahora mismo. Cierro los ojos y pienso: ''Me tengo que quitar, ¡muévete!''. Se oye a los demás haciendo un grito ahogado. Abro los ojos, el estómago no me duele. Miro al suelo y veo un montoncito de ceniza negra. Jerome se acerca corriendo a mí.

-¿Estás bien?-pregunta a la vez que me abraza. Asiento con la cabeza.-Has quemado la flecha.

-¿Qué?

-Ahora te lo explico-dice.

Nina se acerca a nosotros.

-Lo siento, lo siento, lo siento-se excusa.-Debí de prestar más atención a lo que... yo... Esto...-balbucea, incapaz de pronunciar nada. Nina baja la cabeza y se pone roja.-Lo siento, de verdad.

-No pasa nada-digo soltándome de los brazos de Jerome.

Nina me mira, y sonríe.

-¡Monitor! ¡Chica nueva! ¡No pasa nada, está bien!-grita y el monitor alza el pulgar en señal de aprobación. Suena la campana y los tres nos vamos al comedor.

Hoy le toca al grupo C almorzar primero. Cojo sitio para tres personas y Jerome y Nina se ponen en la fila (aunque son los primeros) y cogen tres bandejas con la misma comida. Luego, vienen conmigo.

-Gracias-le digo a Jerome, que me entrega la bandeja.-Explica.

-Eres descendientes de Zeus y has invocado unos cuantos de rayos, quemando la felcha. ¿Has notado algo... raro?

-Como punzadas en el estómago.

-Tu tranquila-dice Nina-es algo de un principiante, ya lo controlarás. 

Terminamos de comernos el filete empanado que había de almuerzo y las patatas fritas que hoy tocaba. Nina se despidió de nosotros y se fue hacia su siguiente clase.

-¿Tu no te vas?

-¿Me echas?-me pregunta, con una mirada incrédula.

-No. Bueno, yo... mm...

-Cuando un enfermero pide algo a un descendiente en prácticas, dicho descendiente se pasa el día libre, ja, ja. Así que hoy estamos los dos.

Pasa el día y el resto de la semana. Ya he aprendido a controlar las armas y algunos poderes de los dioses. Soy capaz de invocar rayos y usarlos cuando yo quiera. También controlo lo que hice para quemar la flecha, es algo que tu piensas y ya lo puedes hacer. Sé usar las armas, sobre todo el arco y la flecha y usar un rayo en forma de flecha. Me costó mucho hacer varias habilidades o trucos (como lo llama Nina) pero es muy sencillo. Al principio lo tienes que pensar, pero luego no hace falta hacerlo. 

Hoy viernes, después de almorazar me toca natacón, así que me voy a la cabaña y me puse el mono azul marino que me cubre todo el cuerpo, incluso la cabeza. Sólo deja al descubierto tu cara. Me reuno con Nina y Jerome en la piscina junto a varios descendientes más (el grupo C entero). La monitora de natación (su nombre no recuerdo) me pide que me meta en el agua y lo hago del tirón. Se acerca al borde de la piscina y grita:

-¡Annie, vamos a usar esos rayitos que tienes en el agua! ¡Vamos a tirar un cerdo que la cocina quieren que matemos, y tu misma lo vas a hacer! ¡Hay que electrocutarlo en el agua! ¡Usa tus rayos, chica!-grita y asiento con la cabeza. La mestra te grita aunque estés al lado de ella o tengas el oído en su boca.

Acto seguido, la monitora le pide a un chico de mi grupo que tire al cerdo que está atado en el árbol. El animal se zambulle en el agua y empieza a ahogarse, aunque puede nadar, más o emnos.

-¡Alejarse, alejarase!-grita la monitoria mientras todos retroceden unos pasos.

''Vamos Annie, puedes hacerlo. Rayos, rayos, rayos...'' me digo a mí misma y noto esa pequeña molestia en el estómago, mientras que enseguida, los rayos salen y empiezan a salir un poco por fuera del agua, por dentro y algunos incluso saltan hacia fuera. El animal empieza a hacer su espantoso ruido y tras unos segundos, se queda medio flotando sobre el agua. Me quedo quieta impulsándome un poco con los pies. La monitora empieza a dar aplausos con gran entusiasmo y me indica con la mano que me acerque. Mientras nado hacia ella, ésta se ha agachado en el borde.

-Excelente-susurra y me ayuda a salir mientras me pasa una toalla y le dice a uno de los descendientes que saquen al cerdo.

Se acaba la clase. ¿Tanto hemos tardado? Da igual, es viernes y ya me queda una clase menos.