Capítulo 14

Hola hola!! ^^

Aquí os dejo el capítulo 14. Al final, os quedaréis algo sorprendidos, porque me decidí a hacer ya la tortilla xD Yo me entiendo x] Espero que os guste!

  Capítulo 13: Amber Wilson

Cojo una flecha y me coloco detrás de la línea roja. ''Sólo es la primera ronda, tranquila'' me digo a mí misma. Alzo el arco y apunto al centro de la diana, amarillo. Apunto bien y suelto la flecha, que sale disparada. Mientras la flecha se dirige a su destino, cierro los ojos y el público da un grito ahogado. Abro los ojos, ¿y la flecha? No está clavada en la diana. Entonces, veo que está enredada en las ramas de un árbol. El monitor se acerca a mí.

-Annie, eres la más reciente entre nosotros. ¿Nerviosa?-asiento con la cabeza y me da unas palmaditas en la espalda.-Tranquila, tira otra vez, estás en mis clases y eres una fántastica tiradora. Respira hondo y tira de nuevo-dice y vuelve a su sitio.

La chica que ha tirado antes se está riendo casi a carcajadas. ¿Qué se cree? ¿Qué es muy buena o qué? Bueno... lo es, pero ella se habrá apuntados a torneos antes que yo. Cojo otra flecha y apunto a la diana, al amarillo.

 En ese momento, se me pasa algo increíblemente peligroso, pero lo haría. Apunto a la diana y miro a la chica que ha dado en el centro. Sigue riéndose y está apoyada en un árbol. Sigo apuntando a la diana y cuando voy a tirar... ¡Zas! La flecha queda clavada a pocos milímetros de su cabeza, en el tronco del árbol. La gente hace otro grito ahogado. La chica está más lejos de mí que la diana y se ha puesto blanca.

-¡Haber si te callas!-le grito y la chica vuelve a su color natural y no se ríe.

Cargo una tercera flecha y lanzo sin pensármelo, porque, si he podido hacer lo que acabo de hacer, puedo hacer esto. En un sólo parpadeo mío, la flecha ha llegado a su destino, clavada en la diana, en el color amarillo. ¡Bien! Sonrío al monitor y él asiente con la cabeza.

-¡Ronda dos!-grita el hombre y dice los nombres de los descendientes que pasan.

Entre ellos estamos la chica a la que por poco podría haber matado y yo. Empieza en el mismo orden y los otros tres fallan, la chica apunta a la zona y da de nuevo en el amarillo. Mientras me voy hacia la línea roja, me cruzo con la chica que me coge del brazo y sin mirarme, me dice:

-Haber si te crees mejor, listilla-susurra y me mira a los ojos apretándome más el brazo.

-¡Amber, suéltala!-grita el monitor y la chica le obedece.

Al parecer, se llama Amber. Me coloco detrás de la línea roja y cargo la flecha. La lanzo más tranquila que antes y cae en la zona amarilla, haciendo caer la flecha de Amber, que aún estaba clavada. 

-¡Ronda tres, final!

Las dos competidoras que quedamos somos Amber y yo. La chica se acerca a la línea roja y apunta. Lanza y la flecha queda clavada en el círculo amarillo, pero está más cerca del otro color. Me toca. Voy a vencerle porque sé que soy mejor que ella. Cargo una flecha, me coloco detrás de la línea roja, apunto y... ¡Diana, amarillo!

-¡Ganadora! ¡Annie Peet, felicidades!-grita el monitor, que se acerca a mí y me pone en el cuello una medalla de oro con una flecha y una rco. Giro la medalla, ilusionada y con letra grabada pone CAMPEONATO TIRO CON ARCO,acto seguido, el monitor me levanta un brazo y me proclama vencedora. La gente de los bancos se levanta y empieza a aplaudir. El monitor avisa a Amber, que tiene una cara llena de rabia y odio. La chica se acerca a mí y el hombre nos pide que nos demos la mano en muestra de saber perder y saber ganar. Me da la mano y el monitor se retira un poco para aplaudir junto al resto. La chica empieza  apretarme la mano muy fuerte, hasta que se le ponen los nudillos blancos y pongo una mueca de dolor.

-Lo vas a arrepentir, nadie me gana-dice y después, se marcha dejándome un dolor de mano. Las personas paran de aplaudir y se marchan poco a poco, salvo unos cuantos que, con el monitor, empiezan a recoger todo. Nina y Jerome se acerca a mí y nos quitamos de la zona. Nos vamos a un lugar que hay cerca del templo, una zona de camping, de verde hierba y bancos y mesas de picnic, aunque algos sucios. Nos sentamos en el suelo, bajo la sombra de un pino y le damos tiempo al tiempo.

-Enhorabuena-me felicita Nina, con tono de voz muy tranquilo.

-Lo has hecho muy bien-comenta Jerome.

-Gracias a vosotros, no lo olvidéis. 

Nos quedamos unos minutos calladas, Nina tumabada en el suelo mirando el cielo azul y Jerome mirándome de manera curiosa. Yo mantengo la mirada fija en el suelo. ¿Por qué Amber se ha enfadado tanto?

-¿Qué te ronda por la cabeza?-me pregunta Jerome y le mira. Nina se levanta de golpe y se queda sentada.

-Amber... me ha dicho que me arrepentiré.

-Bah, no te preocupes-dice mi amigo.

-¿Por qué? Es que me preocupa, yo... ¿qué le he hecho yo?

-Amber llegó al campamento a los doce años. Es decendiente de Artemisa y Hermenes, no sé de qué tercero desciende-explica Nina.-De hecho, nadie lo sabe, excepto ella y el director. Es  campeona de tiro con arco durante cuatro años consecutivos. Tiene muy mal perder, eso tienes que tenerlo claro.

-Pero puede ser muy peligrosa-añade Jerome. Frunzo el ceño. Sinceramente, me están asustando. ¿Qué puede llegar a hacer esa chica? Yo sólo he tenido suerte, además, desciendo de Artemisa, no debería de ser mala con el arco.-Pero no te asustes, Annie.

Paso el día de un lado a otro. Es sábado y tengo el día libre. El domingo también estoy de un lado a otro. Nina, Jerome y yo celebramos el domingo por la tarde una merienda en la zona de picnic del campamento, aprovechando que había poca gente alrededor de la zona. Me tumbo en el césped y miro a Nina, que está durmiendo como un tronco. Jerome su tumba junto a mí y gira la cabeza para mirarme. Hago lo mismo. Nos quedamos varios segundos mirándonos. Luego, él sonríe y mira hacia arriba.

-¿Qué pasa?-pregunto.

-Hoy Leon va a salir del campamento para visitar a sus padres unos días. ¿Te apetece venir a mi cabaña?-pregunta.-Allí te lo contaré.

-Dímelo ahora-le digo.-Nina está dormida, no se enterará si es algo importante. Además, mañana nos toca el combate ese. Contra el grupo B. Tengo que descansar-le recuerdo. Jerome se queda callado y rígido, mirando al cielo. Luego se sienta en el césped y hago lo mismo, acercándome a él.-Dímelo ahora, nadie se enterará. 

Jerome sonríe y me mira.

-Tú te enterarías-dice y me encojo los hombros mientras le dirijo una mirada. Me asombro al ver lo que hace: me besa.