Siento mucho la inactividad del blog, que desde el lunes no hemos publicado nada. Quería deciros que Marvin quizás se marche del blog, porque me ayuda en el otro y tiene más estudios, y con los dos no puede >< Pero bueno, no pasa nada, para eso estoy yo xD
Quería deciros también que la semana que viene tengo un examen cada día, así que estaré algo inactiva por aquí D:
Capítulo 8: La isla
Por la noche he oído gritos y un pequeño movimiento como si
alguien o algo se hubiera caído, un desplome. Me he sentido como si me hubiesen
movido de mi cama. No me he molestado en despertarme por pura convicción de que
es más que un sueño. Me muevo un poco hacia un lado porque el sol ha empezado a
apretar en la habitación y me ha empezado a dar calor (cosa rara, ya que nunca
me ha pasado desde mi estancia en el barco) y algo húmedo me toca la mano. Es
fresco y se acerca y se aleja, se acerca y se aleja. Me despierto
inmediatamente, y lo que me encuentro es agua. Agua del océano. Me hecho hacia
atrás y mi espalda toca el tronco de una palmera y mi corazón acelera. No estoy
en mi habitación. Estoy en una isla. Me pego un pellizco, debe de ser un sueño,
pero no lo es. Me quedo como estoy y mientras mi respiración se tranquiliza y
los latidos de mi corazón también, contemplo el paisaje.
Es una arena de un color crema y muy fina, con el oleaje del mar
subiendo y bajando continuamente. El sol aprieta a mis espaldas. Distingo
manchas oscuras en el mar: banco de peces, y un punto blanco muy a lo lejos: el
barco. Una especie de cúpula azul claro rodea al barco, evitando que se mueva.
Detrás de mí, hay un bosque, pero tiene más parecido a una selva tropical. Los
loros, papagayos y otras aves trinan y crean una melodía bonita; suenan los
insectos que deben de andar por ahí y... animales, mamíferos, depredadores.
Esto lo han hecho a posta, nos han cogido (¿o sólo me han cogido a
mí?) y nos han metido en esta isla. De momento estoy sola. Lo mejor es moverse
y no quedarse aquí. Me pongo en pie y caigo en la cuenta de que llevo el
uniforme del grupo y donde dormía tengo una chaqueta a conjunto con el uniforme. Al acercarme a
coger la chaqueta (cuya manga está algo mojada por el oleaje), me fijo en que
en la tierra, hay escrito con letra un mensaje.
Nada
de truquitos. Nada de conversaciones mentales. Nada de salir volando. Llega a
la cima de la montaña antes que los demás. Sólo hay un vencedor, el mejor de
todos. El resto, muerte. Suerte.
Increíble. Solo se me puede ocurrir una persona que ha hecho esto:
Sombra. Es que debe de ser él, no hay otra persona que nos lleve tanto rencor
(¿o sí?). Lo mejor es afrontar el problema, ir directamente a él. ¿Quiere que
vaya a la montaña? Iré. ¿Un vencedor? No, saldremos todos vivos de aquí.
Le pego una patada al mensaje y queda algo borrado, me ato la
chaqueta a la cintura e intento establecer alguna conversación con Dragnus o
Snowfall. Pero no, sea como sea, Sombra no nos deja establecer una
conversación, por suerte, noto el frío de mis poderes por las venas y sé que
llevo aún el poder de leer el pensamiento. Si hay suerte, Sombra no sabe que
tengo este nuevo poder, me podría meter en la cabeza de alguien del grupo y ver
un recuerdo. Lo importante es que ese “todos” del mensaje indica que estamos
todos los 4H en la isla y que si me pongo en marcha ahora mismo, quizás tenga
suerte y me tope con alguno por el camino.
Me pongo en marcha, empezando a bordear el bosque, siguiendo hacia
la derecha el mar e intentar rodear toda la isla (aunque me lleve días). A lo
largo del día me he dado cuenta de que la isla está cubierta por otra especie
de cúpula, pero transparente y sólo con una buena vista una persona se daría
cuenta.
Dos días. Llevo encerrada en esta maldita isla dos días,
alimentándome de pescado que he conseguido pescar y bebiendo agua de hielo que
yo misma he derretido y que yo misma he recreado. He dormido bajo un tronco de
una palmera y no ha habido rastro de ningún compañero. Ni de ningún dragón, que
aunque no puedan volar tienen una gran masa corporal y se distinguirían. ¿Cómo
que no he visto a ningún animal aparecerse en la costa? ¿Cómo que no he oído
ninguna voz? Tengo la esperanza de que los encontraré, pero esta esperanza va
disminuyendo a cada día que pasa, a cada hora que transcurre. Yo he seguido mi
camino, la orilla, pero tras ver que mi plan ha fracasado, decido adentrarme en
el interior de la isla.
Así es que, por la mañana me levanto y con un poco de hielo que
derrito sobre una hoja, me echo ese agua en la cara. Consigo encontrar nada más
adentrarme un poco en la isla un arbusto con unos frutos rojos y me los como
con gusto.
Llevo andando seguramente cerca de dos horas y siempre veo el pico
de la montaña, pero parece que nunca lo conseguiré. Tengo hambre, sed y
cansancio. Pero soy fuerte, tengo que aguantar. Al poco de los minutos, me
siento sobre el musgo de una roca y me limpio la frente como hacía en clase de
gimnasia en el instituto, pero me recuerdo que tengo la piel muy fría y como
dijo Cat en el barco el último día, es difícil verme sudar. Pero es un acto
humano, no puedo remediarlo. Oigo un sonido cerca de mí. Suena a muchas
serpientes arrastrándose por el suelo en dirección hacia mí. ¿Y si son
serpientes de verdad y son mortíferas? Sombra no debe de habernos puesto esto
tan fácil. Me pongo en pie, dispuesta a hacer lo que sea ante el peligro.
Ya veo lo que son.
No tienen pintas de querer ayudarme o de querer ser amigas mías.
Salgo corriendo
nada más ver cómo rompen la pared de hielo que les he puesto delante. Han
cogido velocidad y la han roto en un momento. Son unas raíces gruesas de un
verde muy oscuro e intenso y no paran de seguirme. Cada vez que echo un vistazo
hacia atrás, hay el doble de esas raíces. La primera de todas se me enrosca en
el tobillo y me caigo de bruces, mientras me echa hacia atrás con fuerza.
Intento deshacerme de ella, pero es muy fuerte y está bien enroscada en mi
tobillo. La congelo en un momento y como puedo y le pego un puñetazo y salgo corriendo,
mientras parte de la raíz no congelada la tengo en el tobillo. Está muerta,
pero fuertemente agarrada y no se me quita. Ya me desharé del resto liada en mi
tobillo.
Pero aunque yo la haya atacado, sigue siguiéndome. Ha retrocedido
un poco como si le hubiera dolido que atacase a una, con la cantidad que hay
dirigiéndose hacia mí. Corro más rápida (le tengo que sacar ventaja) y cuando
cruzo entre árboles, ramas, hojas y salto rocas, llego a una pequeña pradera
y...
Freno.
Estoy justo en el borde de un acantilado, mejor dicho, en el lado
de una catarata, ya que un río viene por el otro lado y cae hacia abajo. Tengo
que saltar, sino, quién sabe lo que me pueden hacer estas raíces. Retrocedo un
poco y salto al vacío. La catarata tiene varios metros de altura, no sabría
cuántos, pero si los suficientes para que fuese una gran caída libre. Caigo a
una velocidad increíble y transcurrido un minuto, mi cuerpo pasa de seco a
mojado. Caigo muy al fondo y rápidamente salgo a la superficie. El impacto ha
sido muy fuerte, aunque haya caído de “palo”. Asomo la cara a la superficie y
miro arriba de la catarata y veo cómo las raíces retroceden y desparecen. Un
ruido seco llega a mis oídos y busco cerca y veo una sombra de una persona
salir corriendo moviendo un matorral.
-¡Espera!-grito y nado rápidamente hacia el borde de aquel lago en
el que me he sumergido tras la caída.
Nada más salir del agua persigo a esa persona siguiendo a su
sombra. Corre muy rápido. Decido patinar, así que apunto al suelo con las manos
y creo hielo a medida que me voy deslizando por él.
Al final, lo consigo ver. Es una chica y no es Cat, lleva el pelo
rubio liso y por los hombros. Es un poco más alta que yo, apenas unos
centímetros más.
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