¡Hola lectores!
Siento mucho la tardanza a la hora de subir los capítulos y noticias. Prometo, que tengo un montón de noticias y cosillas que subir, y cada vez son más las que hay, pero por motivos personales, apenas cojo el ordenador, aunque creo que para la semana que viene estaré un poco más activa y tendréis muuuchas cosillas nuevas: capítulos, noticias de cine, razonamientos y más :D
Pues eso, lo siento mucho mucho (la inactividad) n_n''
Aquí os dejo el capítulo 20, espero que os guste y no olvidéis comentar :DD
P.D: Para verlo, click en más información ^-^
Capítulo 20
Deciden enseñarme un poco el
lugar, para que no me quede aburrida un día más, sin nada que hacer. Cam entra
en la habitación otra vez, tras pedirme que me vista con la ropa de ayer y
mientras me explica qué me va a enseñar, entra Roland y parece nervioso.
-Molly
quiere verte.
Cam
suspira y le explica brevemente lo que tiene que hacer conmigo. Roland asiente
y cuando Cam se marcha, sonríe.
-¿Vamos?
Salimos
fuera de la habitación y vamos cruzando distintos pasillos y me va enseñando
distintas salas: una parecida a la nuestra, donde peleamos cuerpo contra
cuerpo, otra que parece una habitación de una cárcel pero más grande. Es
parecido a la casa de mi bando, pero esta es más oscura, más triste. Parece más una cárcel o un
reformatorio.
-¿Dónde
están “vuestros” nefilim?-pregunto.
-Nosotros
les damos clases por las tardes y no pueden salir por la mañana, la tienen que
pasar en sus habitaciones.
Me
parece un poco cruel, pero si es así su disciplina o enseñanza o como quieran
llamarlo, no los culpo. Las de diferencias que se pueden encontrar entre ambos
bando: uno alegre y mejor y como si todo lo que rodease a ese bando fuera de
todos los colores que existen; el otro es triste y peor, los colores que le
rodean son apagados, oscuros, apenados.
Me
enseña muchas más salas y a veces, cuando andamos por un pasillo, se oyen las
risas y conversaciones de algunos nefilim. Incluso tuvimos que pararnos frente
a una habitación, de puerta de madera gris (nunca he visto madera gris...) y
Roland ha tenido que entrar y llamar la atención desde la puerta por la pelea a
voces que estaban teniendo los de dentro. No me imaginaba que dentro de esa
habitación estaban el chaval, Maug, que me ayudó a escapar.
Al
verme, no puede evitar abrir los ojos de la sorpresa al igual que yo. Maug no
parece haber entrado en la discusión, porque esta encima de su cama (o
cualquiera que sea de sus amigos) leyendo tranquilamente un libro. Al verme,
niega con la cabeza y bajo la mirada, que al levantarla él se encoge de
hombros.
-Por
eso, si os estáis peleando entre vosotros, perderíamos en la batalla...
-Charla-lo
corrijo y él me mira de reojo.
-Y eso
estaría mal-termina Roland y cierra la puerta de golpe.
La mañana pasa rápida y Roland me
lleva de nuevo a mi habitación justo cuando algunos “alumnos” están saliendo de
sus habitaciones.
-Cuanto
menos te vean, mejor será-me dice.
Pienso
en preguntarle el por qué, pero lo dejo a un lado y me quedo encerrada. De
nuevo.
Aburrida,
pienso en que podría levitar un rato, que hace tiempo que no lo hago.
Así
pues, me siento en el suelo frío con las alas desplegadas. Cruzo las piernas y
pongo las manos sobre las rodillas. Suspiro y extiendo todo lo que puedo las
alas, las estiro bien y luego, las relajo. Y yo también lo hago. Cierro los
ojos y dejo mi mente en blanco. No pienso en nada. No me meto en nada. Mente off.
Cuando
noto que mi cuerpo ya esta como dormido, noto que ya levito, que ya no toco el
suelo. Si dejo de concentrarme, si empiezo a pensar en algo que a la que mi
mente prestaría atención, caería y me pegaría un buen golpe contra el suelo.
Y es
justo lo que me pasa ahora.
Oigo
unos golpes procedentes de la pared que tiene la ventana blindada. Abro los
ojos. Mi cerebro empieza a prestar atención en los golpes. Empiezo a caer en
los pocos centímetros en los que he levitado, pero para eso están mis alas,
para no tener un golpe fuerte contra el suelo.
Miro
hacia la ventana y observo que Maug está y tiene un cartel en blanco con unas
palabras escrita a rotulador negro.
<<Si estás ahí, da
un golpe en la pared a modo de afirmación.>>
Doy el
golpe. Maug gira la pizarra y con un pañuelo borra lo que tiene escrito y
escribe de nuevo. Aparece sus letras un poco irregulares, mostrando el nuevo
mensaje.
<<Me alegra saber que al menos, no te han cambiado de habitación. Sé que
el cristal está blindado y que tu me puedes ver pero yo no. Han dejado
marcas, por eso sé dónde está el cristal. ¿Sabes
que mañana es la “charla”? Haz como antes: una golpe de
afirmación, dos de negación>>
Doy de
nuevo el golpe y Maug borra y escribe.
<<¿Quieres que te saque de ahí o ya esperas? Haz como
antes.>>
Doy dos
golpes de negación. Maug hace lo mismo.
<<Entonces, no necesitas mi ayuda. ¿Quieres que me
vaya? No hago mucho aquí, y para parecer un imbécil enseñando
una pizarra a una pared... Pero no te lo tomes a mal, me gusta hablar
contigo... Haz como antes.>>
Me
haría bien que estuviese aquí, pero el único que puede hablar es él, y además
tiene razón. Yo lo puedo ver. ¡Yo sólo! Él desde el exterior no es más que un
nefilim que enseña una pizarra blanca a una pared gris. Doy dos golpes.
<<Vale, no pasa nada. Supongo que nos veremos mañana. ¿Es
un adiós definitivo el de ahora por si mañana no nos vemos o es
un hasta luego? Mejor no me contestes, en poco tiempo te has convertido en una
amiga para mí. Te deseo lo mejor en tu casa...>>
Lo leo
rápidamente, luego veo que borra y baja despacio y desaparece de la ventana. Me
echo en la cama, pero antes me pongo de nuevo la otra ropa (la que no me la ha
regalado Dan) y poco a poco, mientras le doy las gracias mentalmente a Maug por
lo que ha hecho por mí (sólo ayudarme a salir y a venir a ver cómo estaba) me
quedo dormida.
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