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miércoles, 11 de diciembre de 2013

Diario de una Nefilim: capitulo 12

Hola!

Aquí os dejo otro capítulo más de Diario de una Nefilim ^^ No olvidéis comentar please!


Capítulo 12

            Y pasaron las semanas. Ya pasó un mes y medio. Estuvimos dando clases, Ce se animó y siguió. Aunque creo que algo o alguien la animó. Le respondí a mi madre (Dan envió la carta con una paloma mensajera) y obtuve otra carta suya a los días siguientes y la respondí también, aunque brevemente. Con Jack aprendimos a desplegar las alas rápidamente y suavemente los primeros días, luego aprendimos el por qué nuestros colores; todas nuestras alas eran colores claros y que los ángeles de este bando tienen siempre la alas blancas o plateadas mientras que los del otro bando suelen ser doradas y de colores oscuros.
Mis alas, que son blancas y de un toque celeste, indican que soy noble y que puedo dar y obtener lealtad de cualquier persona (o dársela a cualquier persona siempre que la consigan). Por último, con Jack también aprendimos a arrancarnos las plumas si es necesario de un modo que nos duela el tirón (ya que dice que se ha encontrado casos en los que se han cortado las plumas o queriendo arrancar sólo una, se han arrancado varias). Con Arriane hemos aprendido a saber qué poderes tenemos y a cómo usarlos. Yo sabía que levitaba un poco, pero levitar no es un poder, es sólo un “hobbie” que tenemos algunos nefilim. Así que algunas tardes, me encontraba con Arriane para descubir qué verdadero poder tenía y a los días, gracias a nuestra increíble búsqueda en mí, resultó ser que yo soy un escudo humano y que tiene que ver un poco con mis alas. Al ser noble y con lealtad, Arriane me dijo que puedo crear escudos en los demás a modo de protección. Lo empecé a desarrollar y a Dan lo torturaron un poco con un chaval que provocaba algo que no recuerdo. Mis escudos protegen a los demás y hacen que lo doloroso no sea tan sufrible, que sea soportable. Lo malo es que... yo no me puedo proteger a mí misma. Sólo sirvo de escudo a alguien. Con Dan aprendimos más cosas sobre ángeles y demonios y muchas más cosas; finalmente, con Gabbe aprendimos a protegernos y a atacar, aunque cuando se enteró de que yo era un escudo humano (a parte de ahogarse con el vaso de agua que bebía en un descanso) se puso más dura, pero siempre parecía dulce. Nuestra fortaleza, protección y sabiduría aumentó con el paso de las horas, de los días, de las semanas.
Así pasaron los días y las semanas. Pero había un problema... No sabíamos cuándo iba a tener lugar esa batalla.

            Noto que Dan me observa, aunque es de noche y estoy en mi cama, no con él. No puedo parar de pensar en la batalla, aunque Dan lo llame “pequeña discusión” y promete constantemente en sus clases que nadie saldrá muerto y mucho menos, herido gravemente. Y comenta también que mientras algunos estamos en la “pequeña discusión” habrá nefilim aquí en la casa con poderes curativos que atenderán a todos los que necesiten atención. Ayer nos llegaron paquetes a cada uno de los propios “maestros” (es decir; Dan, Arriane, Gabbe y Jack) y en mi paquete venía una vestido corto que me llega por encima de medio muslo de color azul marino sin tirantes y que su parte superior que cubre el pecho es toda en punta por delante y normal por detrás. El vestido venía a modo de camiseta, porque también venían unos pantalones negros cortos que me llegan un poco antes por encima de la rodilla (a medio muslo, más o menos) y unas Converse del mismo color que el vestido (camiseta). ¡No se me puede olvidar lo que venía de accesorio! Una muñequera negra con una estrella plateada. Me encanta la ropa y nada más enterarme de que le llegó a todos de parte de un “maestro”, ya sabía de qué “maestro” venía el mío. Y eso que no venía un papel ni nada de parte de quién era.

Las alarmas de la casa empiezan a sonar en los pasillos y las tres nos despertamos de golpe y a la misma vez.
-¿Qué ocurre?-pregunta Naty con voz temblorosa.
-¡Enciende las luces, Ce!-le grito y oigo el clic del interruptor.
-¡La luz se ha ido! ¡Corre las cortinas!
Me levanto de la cama y corro las cortinas, pero la luna no está en este lado y apenas nos vemos unas a las otras. Yo distingo las siluetas de ellas, pero parecen borrosas.
-Coged las linternas del cajón de la cocina-dice Ce.
-¿Qué linternas?-pregunto frunciendo el ceño.
-Mierda, que ahora no estoy en casa-contesta y oigo que se da un cachete en la frente, no puedo evitar poner una sonrisa.
-¡Salgamos!-grita Naty desesperada mientras oímos los pasos de los demás por el pasillo. Antes de cerrar la puerta, miro el reloj de la mesita y veo que son las cinco.
Las tres corremos sin parar junto a los demás de la planta y bajamos las escaleras con las alas desplegadas y no las plegamos al llegar abajo. Es raro que no salga ningún ángel y lo único que hacemos es salir hacia fuera desesperados. Cuando salgo hacia afuera con Naty y Ce cerca mía a unos pasos por delante, el corazón me empieza a latir con fuerza.
No se trata de una broma de los ángeles.
No veo el campo de fuerza en el cielo, no solo porque esté oscuro, sino porque el campo de fuerza daba un tono más claro al cielo si se veía desde dentro de él, pero el cielo es del mismo color oscuro y está despejado.
No me he movido del umbral de la puerta y ya no contemplo el cielo, ahora veo cómo mis dos amigas se acercan a mí con cara de espanto.
-¡Doona, hay que ponerse a salvo!-me grita Ce.
-¿Qué pasa ahí fuera?-dice una voz dulce a nuestras espaldas antes de que yo pueda contestar. Leo los labios de Ce cuando dicen la palabra “Gabbe” así que no puedo evitar girarme y ver a los cuatro ángeles ahí.
Ce explica que hay alguien ha desactivado el escudo y eso es lo que ha provocado que suenen las alarmas, pero no uno de nosotros, sino unas cuantas personas que están en el aire con alas de colores dorados y oscuros.
-Demonios-comenta Jack mientras Gabbe, Arriane y él salen disparados hacia fuera con las alas desplegadas.
Dan se queda con nosotras y me coge la cara entre las manos.
-Volved a vuestra habitación, corred las cortinas y quedaros allí sin moveros-dice y asentimos con la cabeza.
Dan sale con las alas hacia fuera irradiando un destello plateado y nosotras desplegamos las nuestras y nos vamos lo más rápida que podemos hacia la habitación. La palabra de Jack suena en mi mente:


<<Demonio>>  <<Demonio>>  <<Demonio>>...

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